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Todos los capítulos de Destinada a ti : Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo 10: Un poco de felicidad
Luciana estaba mucho mejor. Sus moretones estaban desapareciendo y hace días que ya no le daba un mareo. También había empezado a moverse por la casa con más libertad. Su lugar favorito era el extenso campo abierto. Algunas veces Lia se unía a ella y otras Matteo.Le gustaba mucho vivir en aquel lugar, pero ya era hora de que se fuera. No tenía los recursos. Si quería obtener dinero de Rodolfo, tenía que solicitar el divorcio primero. E incluso, si conseguía el valor de hacerlo, el proceso tardaría mucho tiempo.¿Cómo había dejado que su vida dependiera por completo de Rodolfo?Lia le había explicado que las mujeres en el refugio recibían apoyo para estudiar o trabajar. Así que ese era el lugar al que debía ir. No podía seguir abusando de la hospitalidad de los De Luca.Se levantó de la silla de madera. Con la decisión tomada se dirigió a la cocina. —Señorita Luciana —saludó Rosella, la cocinera. Era una mujer de edad muy amable—. ¿Puedo ayudarle en algo?Aun se estaba acostumbrando
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Capítulo 11: Discusiones
Ignazio tenía los ojos fijos en Luciana mientras sus padres se acercaban a saludarla. Todavía tenían que hablar de sus pesadillas y necesitaba convencerla de que viera a alguien, pero eso no era lo que ocupaba su mente.Durante un instante, al tocar sus labios, se había quedado mirándola absorto. Seguía sin tener idea de qué le había sucedido y preferiría no pensar más en ello. Si tan solo su cabeza entendiera la orden, en lugar de repetir la escena una y otra vez.Enfocarse en lo que estaba sucediendo a su alrededor parecía el mejor método para dejar de pensar.—¿Tú cocinaste? —preguntó su madre destapando una de las cacerolas.—Sí, espero que les guste. Quería hacer algo para agradecerles por dejarme quedarme aquí.Su madre hizo un gesto con la mano para restarle importancia.—No tienes nada que agradecer. Esto huele delicioso.—Es una receta que aprendí de mi mamá con algunas variaciones. Siempre me gusta improvisar.—Me gustaría que aprender a prepararlo. ¿Puedes enseñarme? —Su ma
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Capítulo 12: Tan real
Luciana entró a su habitación sintiéndose débil. El miedo extendiéndose en su interior y consumiéndolo todo. Las risas de ese mismo día, se sentía como un recuerdo lejano. ¿Qué había pensado? ¿Qué Rodolfo se rendiría tan fácil?Él la perseguiría hasta los confines de ser necesario. No porque le importara —la única persona que le importaba, era él mismo—, sino porque a Rodolfo no le gustaba perder. Él creía que la vida se trataba de un juego de poder en el que la única opción era salir vencedor. Al huir, lo había desafiado. Luciana se acercó al armario y busco una maleta. Los padres de Ignazio eran unas personas increíbles y jamás se perdonaría si algo les pasaba. ¿Cuánto tiempo pasaría hasta que Rodolfo descubriera donde estaba y la fuera a buscar?Se había dejado llevar por la sensación de seguridad que le daba aquella casa y las personas a su alrededor. Casi se había llegado a olvidar del mostro que la esperaba afuera. Se había intentado convencer de que las pesadillas eran solo
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Capítulo 13: Una cena exitosa
Luciana miró en el espejo sin creer que la mujer que le devolvía la mirada era ella. Estaba usando un vestido verde sin mangas que se amoldaba a su cuerpo y le llegaba hasta las rodillas. No era nada demasiado revelador, ni tampoco exagerado para una cena en casa.Rodolfo jamás le habría permitido usar algo como aquello, algo dejara a la vista los moretones en su cuerpo. Había tenido que asegurarse de que cualquier vestido que escogiera debía cubrir sus brazos y a veces la totalidad de sus piernas. Era la primera vez en mucho tiempo que se ponía algo que le gustaba, aunque no habría sido su elección de haber tenido que decidir. Algunas costumbres eran difíciles de perder.«¡Toma esa, Rodolfo!», pensó al imaginarse a su esposo viéndola usar aquel vestido.—Ves, te dije que te quedaría perfecto —dijo Isabella, la hermana de Ignazio, sacándola de sus pensamientos.Isabella, su esposo e hijos habían venido por la tarde debido a la cena familiar que sus padres habían organizado. Era la pri
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Capítulo 14: Al fin
Ignazio apretó el volante con fuerza. Estaba furioso… No, eso ni comenzaba a describir como se sentía.Sintió los ojos de Elise sobre él, pero no se atrevió a mirarla. Si lo hacía, detendría el auto justo donde estaban y la dejaría en la carretera sin importarle como llegaba a casa. La idea era demasiado tentadora y le estaba costando todo su autocontrol no llevarla a cabo. No debería haberla llevado a casa de sus padres para comenzar. En el momento en el que la había visto, se había dado cuenta que era una mala idea. Pero tampoco se había sentido bien dejándola plantada en el último minuto. Bueno, sus buenas intenciones habían terminado por darle una patada en el cul0 y no podía decir que no se lo merecía.Ya había decidido terminar con ella de todas formas. No tenía sentido continuar su relación cuando era obvio que no la quería y, peor aún, cuando otra mujer estaba ocupando sus pensamientos. En todos los días que habían estado separados, no había pensado en Elise ni una sola vez.
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Capítulo 15: Un lindo detalle
Luciana había terminado de alistarse para ir a la cama cuando llamaron a su puerta. Era algo tarde, pero a veces —antes de dormir— Lia venía a verificar si estaba todo bien con ella. —Oh… hola —dijo sorprendida al darse cuenta que no se trataba de Lia sino de Ignazio. Después de que se había marchado con su novia, no creyó que el regresaría. Pasaban de las nueve de la noche. Él le dio una sonrisa que no llegó a sus ojos. Se veía agotado. Luciana se hacía una idea de quién lo había dejado así. —Quería hablar contigo —Él dio una mirada a su atuendo—, pero si estás cansada puede esperar hasta mañana. —Ya estás aquí y no tengo mucho sueño. Entra. —Se dio la vuelta y caminó hasta su cama. Se sentó al borde y esperó que Ignazio se acomodara en el sofá. Ninguno de los dos dijo nada durante un momento. —Tu novia es alguien… interesante —soltó de pronto. Una sonrisa ladina se extendió por el rostro de Ignazio. —Esa es una forma elegante de decirlo. —De pronto se puso serio—. Siento
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Capítulo 16: Una conversación pendiente
Ignazio dudó unos segundos antes de envolver sus brazos en torno a Luciana. El aroma a caramelo de su champú lo envolvió y se encontró deseando sumergir la nariz en sus cabellos solo para conseguir más. Su cuerpo se sentía cálido. Todo en ella era delicado y suave. Disfrutó de aquel abrazo mientras duró y cuando ella intentó dar un paso hacia atrás, la dejó ir, aunque le habría gustado que durará un poco más. —Es tarde —susurró Luciana—. Debería regresar a mi habitación. Se reprochó en silencio. Ella necesitaba dormir y allí estaba él desvelándola. Se había emocionado demasiado cuando ella le dijo que le gustaba leer y la había sacado de la cama para poderle mostrar aquello. —Tienes razón, necesitas dormir. —Me encantó que me trajeras aquí —dijo ella como si tratara de aliviar sus preocupaciones—. Pasaré mucho tiempo en esta habitación. Sonrió. Era bueno ver sus ojos llenos de una emoción diferente al dolor. Luciana se llevó con ella el libro que había tomado al final. Él se
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Capítulo 17: Lo haré
Luciana siguió a Ignazio más allá del jardín. Era un día soleado y una caminata sonaba bastante bien.Los demás habían regresado al interior de la casa para ponerse sus bañadores. Tenían planeado pasar el día en la piscina y los hijos de Isabella era los más emocionados. Sonrió al pensar en ellos, era difícil no encariñarse con Caeli y Matteo, ambos eran bastante tiernos.Luciana habría querido compartir su emoción, pero nunca había aprendido a nadar. En casa de Rodolfo —comenzaba a no ver más aquel lugar como su casa—, se había mantenido alejada de la piscina después de casi morir ahogada cuando él consideró que era una broma divertida lanzarla a la parte más profunda.Sacudió esos pensamientos. Era mejor dejar en el pasado esos recuerdos dolorosos.—¿Comenzaste a leer el libro que llevaste? —preguntó Ignazio.—Sí, leí un poco antes de dormir —dijo entusiasmada. Se había quedado leyendo hasta la media noche cuando no había podido luchar más contra el sueño. Por primera vez desde que
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Capítulo 18: Denuncia
El celular hizo un gran ruido cuando impactó contra la pared. Rodolfo lo había lanzado en un arranque de ira justo después de su última llamada. No sintió ninguna satisfacción cuando lo vio caer al suelo destrozado. Era un pobre sustituto de a quien quería dañar en realidad.—¡Maldita perr@! —Se pasó la mano por los cabellos y tiró de ellos hacia el final. Caminó hasta la ventana y miró la ciudad.Acababa de hablar con su contacto en la policía. Le había llamado porque tenía noticias nuevas para él. Al parecer la estúpida de su esposa por fin había dado la cara y estaba tratando de hundirlo. Había sentado una denuncia en su contra por violencia doméstica e intento de asesinato.—Debí acabar con ella cuando tuve oportunidad.Había cometido el error de creer que Luciana nunca tendría el valor de denunciarlo, no después de haberle dejado en claro lo que le pasaría si alguna vez se atrevía a ir con la policía otra vez. Al parecer la paliza que le había dado no había sido suficiente.Iba a
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Capítulo 19: Confusión
Luciana podía escuchar las voces de Lia y Matteo mientras se acercaba al comedor, aunque no podía entender muy bien lo que decían y tampoco quería hacerlo. Podría tratarse de un tema personal y lo menos que quería era ser una entrometida.Tan pronto entró al comedor ambos se quedaron en silencio y compartieron una mirada que levantó sus sospechas. No quería adelantarse a sacar conclusiones, pero su actitud era demasiado extraña.—Buenos días —saludó mientras se sentaba en el lugar de siempre.—Hola, cariño —respondió Lia.—Luciana. —Matteo inclinó la cabeza a manera de saludo. —¿Sucede algo?—Nada por lo que debas preocuparte ahora mismo —respondió Lia.—¿Eso es un sí?—Sí, pero creo que es mejor si te lo dice Ignazio —explicó Matteo.Detestaba que la trataran como si se fuera a romper, pero entendía que lo hacían porque se preocupaban por ella.—Escuché que la reunión de Isabella fue bastante bien —comentó cambiando de tema. Esperaría que Ignazio le contara lo que estaba pasando—.
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