Un plan en marcha Abro la puerta y el salón está sumido en completa oscuridad, me quité mi gabardina y colgándola en el perchero, me pregunté donde estaba Susana, ¿tan molesta estaba para no recibirme? ¿Dónde diablos estaba Susana? Me dirigí hacia el suiche de la luz, cuando escuche una voz de ultratumba detrás de mí. —Buenas noches, señor Prego. —pegue un respingo, girándome con rapidez. —¡Por dios Susana, que haces aquí a oscuras! —estaba en el sillón mirándome con seriedad. —Pareces la mala de una película antigua, me quieres matar de un susto —Dije con media sonrisa acercándome a su estilizada figura que solo llevaba unos pentalonsillos cortos de seda roja y una camisa de botones del mismo color. —Dime una cosa Ismael, ¿tuviste algo que ver con Fucsia? —¿Fucsia? Que eso, ¿un color? —indique con una sonrisa, tomando un mechón de su cabello mojado entre mis dedos, así que de ahí provenía aquel embriagador olor, acababa de salir de la ducha. —Ja, Ja, Ja, qué gracioso. Hablo en
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