Recuerdo amargos del ayer Tome mi bolso tembloroso intentando salir de aquella misión, todo me sofocaba, y solo sentía vergüenza, mi celular empezó a vibrar. Rebusque en la bolsa y al tomar mi teléfono vi que tenía muchas llamadas de mi madre, confusa y bajo la lluvia, la llamé con rapidez, tenía un muy mal presentimiento y mis sospechas no fueron mal infundadas. —Susana... Susana... —Sollozo mi madre. —¿¡Mamá que pasa!? ¿Por qué lloras? ¿Qué pasa...? —Susana, tu hermana... ella... ella... —¿Qué le paso a Velo....? Mamá respóndeme... ¡¡QUE LE PASO!! —Está muerta, está muerta... esta muerta mi niña, la encontraron muerta. —Rompió en llanto sin poder decir ni una palabra más. —Eso no puede ser verdad.... E-estaba en casa, mamá. ¡En casa!—dije en shock, incrédula, casi como si estuviera escuchando un muy mal chiste. —¡Donde estabas tú! Te estuve llamando... No la encontrábamos, ¡es tu culpa!, ¡tu culpa!, ¡tu culpa...! Está muerta, ¡Muerta! —sollozos en la bocina cuando de repente
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