—¿Qué sucede, papito?— preguntó Luciana. — Te haz puesto muy triste.—Una mala noticia, mi amor— la acercó a él, abrazándola con fuerza, sintiendo el peso de la tristeza en sus hombros. No lloraba, hacía mucho que había dejado de llorar, hacía mucho que había dejado de reír, de expresarse, su carácter se había endurecido demasiado.—¿Bruno, está todo bien?— le preguntó Alexa, pero él ni levantó la vista hacia ella.—Murió mi abuela, cariño— su voz mostraba dolor, aunque su cara no expresará absolutamente nada.—¡Oh, Bruno!— caminó hasta él — permíteme abrazar a papi, tesoro— Luciana levantó la vista, el rostro de su madrastra no expresaba para nada la dulzura de sus palabras. Sintiendo tristeza, se alejó, permitiéndo que ella abrazara a su padre, quién solo se recargó de ella, pero no lloró — ¿Iremos?—No puedo — se alejó y volvió a abrazar a su hija y luego suspiró. Luciana no se sentía afectada, no conocía personalmente a la abuela de su padre, pero le ponía triste, que su padre est
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