Morgan le pagó a un chico por su sudadera, al ofrecerle más de lo que en verdad valía, este aceptó con facilidad. Con la cabeza cubierta por el gorro, compró un par de cajas de tinte temporal y se pintó el cabello dentro de los baños de una farmacia. Cuando salió del lugar, ahora era rubia. No se sentía cómoda, pero sabía que sería suficiente para pasar desapercibida. Se plantó frente a la tienda de Elliot, recordando sus palabras. Le había ofrecido su ayuda, pero no estaba segura de querer pedírsela. Estaba cansada de deberle favores a hombres poderosos. Siguió con su camino fuera del centro comercial y llegó hasta un refugio para gente sin hogar, porque ahora eso era. Cuando le preguntaron su nombre, tuvo que mentir, no le sorprendería que también la echaran por petición de Ivar si sabían quién era en verdad. Mostró su moretón, que ahora tenía manchas
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