De camino al departamento sabían bien dentro de ellos que ese beso había derribado la pared que los dividía, sus corazones latían como nunca. Liz sentía las emociones a flor de piel, acomodó con ternura la cabeza en el hombro de Arthur, nunca se sintió tan segura como ese momento, podía suspirar y sonreír mientras sentía el aroma de su piel, ese si era un afrodisiaco porque en un semáforo en rojo Arthur puso su mano sobre la pierna de Liz para acariciarla suavemente y podría jurar que sólo necesitó eso para que se le erizara la piel.Por momentos Arthur pensó detener el carro y hacerle el amor ahí mismo, pero no era eso lo que hubiese querido para su primera vez con ella, Liz merecía algo especial, quería estar seguro de que ese momento sería de la mejor manera, pensó parar en el primer hotel de camino porque esos quince minutos de distancia parecían una eternidad, pero no la quería forzar a algo así, su cabeza daba vueltas y ese perfume que emanaba de la piel lo tenía ya con una erec
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