Para Arthur ese despertar fue el más dulce de su vida. Liz se había quedado dormida totalmente desnuda entre sus brazos, no tenía dudas de que ya era muy tarde para arrepentirse, porque a pesar de estar completamente seguro de sus sentimientos aún tenía miedo, o tal vez pánico de que alguien la pudiera poner en peligro sólo por estar a su lado. El recuerdo de lo que esa novia de su pasado había vivido siempre estuvo latente y fue por eso en que nunca permitió que ninguna relación en su vida durara mas de una semana, tanto así que se había convertido en el soltero inalcanzable.La acarició suavemente, su rostro ahora se veía aún mejor a pesar de tener el pelo alborotado y casi nada de maquillaje, era ahora donde apreciaba su belleza de verdad, era una chica aun joven, tal vez demasiado para él cómo lo pensó en más de una vez, pero eran sólo ocho años, aunque debía reconocer que era muy madura para su edad además él sólo tenía 32 años y ella 24. De pronto recordó el día que llegó a su
Después del fin de semana en el que ninguno de los dos puso un pie fuera de ese departamento excepto para que Arthur moviera las cosas desde el suyo que ya tenía una maleta lista pensando en que volvería a New York después de esa noche, algo que jamás sucedió, era hora de volver a la realidad, aunque esa mañana no hubiese sido perfecta sin un apasionado desayuno que por primera vez él preparaba para una mujer, debía reconocer que llevar esa bandeja a la cama era una tentación muy grande. Liz llegó para ayudarlo a la cocina, ahora conocía el poder que su cuerpo ejercía en ese hombre y haría lo que fuera para excitarlo desde sentarse en sus piernas, insinuar con el escote, pegarse a su cuerpo y en más de una ocasión descaradamente acariciarlo sin restricciones lo que lo ponía cada vez más nervioso. —¿Qué tal si nos quedamos encerrados otro día, o mejor una semana, que tal un mes? —dijo Liz toda melosa mientras se sentaba en las piernas de Arthur y acurrucaba su cabeza en el cuello de
Esos minutos en el ascensor camino al primer piso se sintieron para Liz como una eternidad, en cambio para Howard fueron simplemente un par de segundos.«Algo tienes que hacer» pensaba «No puede ser que esta chica no quiera nada conmigo, primero me atrajo su parecido hasta agresivo en esa personalidad que tanto me gustaba de Alice cuando la conocí, pero debo admitir que Liz la supera en todos los aspectos» seguía pensando mientras prácticamente se la comía con la mirada.Ahora estaba ahí, en ese ascensor donde se imaginó incluso deteniéndolo y cumpliendo una fantasía de hacerla suya en ese lugar, imaginaba como sería su ropa íntima, de seguro era una mujer ardiente en la cama, porque no podía ser de otra manera, sentía incluso que le sudaban las manos y cada vez se le hacía más difícil no delatar esa erección prácticamente involuntaria.«Haré lo que sea para que te olvides de ese tal novio, de seguro no es competencia para mi» pensó mientras se miraba a través del espejo de una de las
Hay que decir que sólo bastó que Arthur y Liz se subieran al carro para que comenzaran más de una caricia atrevida, no sólo de parte de él, que cada vez que podía le acariciaba suavemente las piernas sino también por parte de Liz que se emocionaba cada vez más.—Amor por favor ten cuidado mira que si nos detiene la policía tendré que explicar lo que me está pasando —dijo Arthur mientras sostenía esa mano juguetona de Liz que ya le había desabrochado dos botones de su camisa.—Tendrás que decir que tienes una novia muy golosa que estaba a punto de abusar de ti —le respondió Liz de la forma más coqueta que pudo mientras le cerraba un ojo —además tú tienes la culpa.—¡Perdón!, ¿y yo por qué?—¡Quien te manda a estar así de papacito!… quien fuera la tuerca del camión que trajo el cemento para hacer tremendo monumento —le respondió Liz sin parar de reír provocando una carcajada en Arthur que no pudo contener.Decir que cuando llegaron subieron casi corriendo al ascensor besándose como dos
Al momento de Liz ver a esa mujer frente a ella sintió que ahora si ardería Troya en esa oficina «¿Qué fregados hace está loca aquí?» pensó justo en el momento en el que Lily se acercaba a ella amablemente con toda su ingenuidad para recibirla. —¡Quiero ver a Ben! —dijo la mujer con tono altanero y con cara de desprecio en especial al ver Lily con ese estilo tan similar al de Liz. —¡¿Ben?!… ¡El señor Howard querrá decir! —respondió rápidamente Liz cuando la escuchó y después de respirar profundo y contar hasta 10 en tiempo récord dijo en un tono frio y cortante tan extraño en ella —¡espere ahí! «Aquí pasa algo, Luz no es así» pensó Lily mientras se sentaba viendo la cara de desprecio que le daba esa recién llegada y que en ese momento no lograba entender el por qué.Liz golpeó la puerta de Howard y dijo —jefe, tengo que informarle que su ex, ya sabe de quien hablo… la vieja y tóxica amiga de la gala está allá afuera preguntando por usted, bueno en realidad pidió hablar con… ¡Ben!H
Mientras Lily repetía como un loro —Yo valgo mucho, yo valgo mucho.Vio salir de la oficina de Howard a una Alice que echaba chispas, iba reclamando mientras cruzaba la oficina —¡Me las vas a pagar Benjamín Howard!En ese momento Liz salía de su oficina y vio como Lily observaba a esa mujer casi con temor y justo cuando Alice la iba a enfrentar porque debía desquitar su furia con alguien, Liz dijo en voz alta con una sonrisa hasta maliciosa —¡Hay un baño público en el primer piso del edificio... nada más cuidado con el papel no querrá hacerse famosa aquí también!Alice debió aguantarse la rabia y mientras la puerta del ascensor se abría sólo se escuchó desde su interior —¡¿Qué fregados haces aquí?!Liz se detuvo por un momento, esa voz era nueva para ella, Alice sólo le devolvió la mirada con furia mientras entraba al ascensor —¡Quítate que no tengo tiempo para tus idioteces! —le respondió.El hombre cruzó la puerta… ahí estaba un tipo sin mucho chiste, aunque bien vestido «Este es J
Mientras tanto en la oficina de Howard la tensión se podía respirar, esos dos hombres que en algún momento de su vida fueron amigos hoy estaban frente a frente de una manera distinta, Jorge no podía ocultar el odio que sentía y que Howard nunca había podido ver y menos entender ni siquiera después de lo ocurrido el día de la boda. Mientras caminaba hacia su silla miró esas cortinas que nunca se atrevía a abrir y que en ese momento decidió presionar el control desde su escritorio para por fin dejar entrar la luz, por primera vez lo sintió una necesidad.Era extraño, algo estaba pasando en él y aun no lo entendía, quería sacar ese resentimiento que traía en el corazón quería impresionar a Liz, había sentido celos durante esos días, pero de pronto estaba confundido, no entendía que le sucedía con ella, tal vez por ser la primera mujer que lo trató sin miedo, por ser la única que no buscaba una relación, tal vez eso no era amor sino obsesión.«¿Por qué nunca me fije en Lily? ¿Será acaso
Arthur esa tarde había salido temprano al departamento que ahora compartía con Liz, algo en él le decía que no debía viajar, pero era importante terminar ese caso y aunque esclarecer la muerte de Roman no era algo que le agradaba, sabía bien que era lo correcto. Sólo empacó su bolso de mano con lo suficiente para dos días, habló con Ken y le dejó las llaves del que había sido su departamento.—Recuerda que necesito que estés al pendiente de Liz, algo me dice que no está segura —no podía dejar de sentirse preocupado.—Será como usted lo ordene jefe, prometo estar al pendiente.—Recuerda que si necesitas tiempo debes dejar a alguien, pero Liz debe estar protegida en todo momento ¿Quedó claro? —demandó Arthur con mucha seriedad.Antes de salir del departamento Arthur dejó una nota para Liz sobre la mesa.“Pelirroja por favor cuídate mucho, tengo un mal presentimiento y no quisiera viajar, pero a mi vuelta tenemos que hablar y tomar una decisión, te amo demasiado y no me podría perdonar q