—Buenas noches. —pronunció David, para llamar la atención de sus padres.Marcos y su esposa se giraron. Ella estaba vestida con un hermoso vestido azul pavo, sus accesorios a simple vista podían notarse que provenían de joyería fina. Mi vista estaba concentrada en Santana y su impresión. Sus ojos casi saltan de sus cuencas al verme. Sus ojos me escanearon desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies. —¡Hijo, Dory! Bienvenidos. —Adriana se acercó. Abrazó primero a David y después lo hizo conmigo—. Estás hermosa Dory ¿qué opinas cariño? —inquirió hacia su esposo. Él siguió con su mirada dirigida a mí. —Sí… está bonita, pero no más que tú, amor. —Marcos abrazó a su esposa por la cintura y besó su mejilla. Trataba de provocarme, pero no iba a lograrlo. —No tienes que mentir, amor. Es evidente que Dory es mucho más hermosa. —Ante los ojos correctos, siempre serás la mujer más hermosaTenía que reconocer que Marcos era muy bueno para los piropos y halagos, podían hacerte sentir especial
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