Adrien sintió más alegría cuando vio que la llamada se trataba de Estéfano — Amigo, te necesito ahora, estoy tan feliz y agradecido — contó de golpe sin saludar — Lo siento, amigo, estaba algo ocupado — dijo con voz sarcástica, Adrien a lo inmediato comprendió — No, no, no me digas que — dijo Adrien entre risas — Sí, me encanta, me tiene loco, estoy en su casa, en su cuarto — contó Estéfano con la enorme confianza que le tenía a Adrien, pues al fin su deseo de estar con Ágata se había cumplido, se había enamorado rápidamente de ella, y al fin habían logrado estar juntos entregándose mutuamente, pues ese día, el hijo de Ágata se había ido de vacaciones con su abuela, así que era la ocasión perfecta para acompañarla. — Increíble, yo pensé que estaban trabajando — se burló Adrien — Lo hablaremos en persona, pero, a qué se debe tanta felicidad, ya no estás de mariquita — dijo Adrien para defenderse de la burla de su amigo — No te lo imaginas, al fin he hablado con mi madre, y aunque
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