—Zia, cariño, saldré antes de la oficina, ¿Paso por ti y vamos a cenar?— le escribió Francesco a su prometida, definitivamente no podía seguir en su oficina, leía los documentos una y otra vez y no los entendía, su mete no estaba bien.Necesitaba relajarse, despejarse y tratar de pensar en otra cosa que no tuviera que ver con su hija o con su ex mujer, eso sería un problema de mañana, cuando conozca al fin a la pequeña Caroline.Mientras, tenía que enfocarse en su mujer, la había dejado un poco olvidada desde que se enteró de su paternidad, aunque esto a Zia no le molestaba, se había encontrado con su amante tranquilamente, pasando momentos inolvidables en la cama, en el baño y en todos los rincones de su habitación habitual del auto motel. —Me parece perfecto amor, correré a alistarme, te espero.— respondía Zia, amorosamente, como quien solo dedicaba su vida a su pareja, pero actuando muy bien, si la infidelidad fuese un deporte, ella sin duda sería la campeona mundial, por lej
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