Anastasia. El aire se llenó de una tensión palpable mientras Alexey golpeaba la pared con furia, dejando rastros de sangre en sus nudillos. Mi corazón se aceleró, asustada por la intensidad de su reacción e intenté levantarme del sofá para detenerlo, pero mis piernas temblaron y me vi obligada a aferrarme al respaldo, incapaz de moverme. Aún me sentía muy mareada, y no tenía nada de equilibrio. —¡Detente, Alexey! —grité con desesperación—. No te hagas daño. Por favor, para… Mis palabras parecieron alcanzarlo, y lentamente se detuvo sin mirarme en el momento. Su mirada perdida y llena de angustia se giró hacia mí en los siguientes segundos, y sus ojos me reflejaron cierta desesperación. —Por favor… —Mis palabras se ahogaron en un susurro lleno de incertidumbre. No entendía lo que estaba sucediendo a mi alrededor, solo sabía que algo terrible había ocurrido y que mi mente estaba sumida en la oscuridad. Extendí mi mano temblorosa hacia él, buscando su apoyo y estabilidad. A pesar de
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