—Bienvenida cariño… —Mila recibió el abrazo de Sibel, y luego notó que su padre estaba muy callado, pero, aun así, fue hacia él para abrazarlo, y luego se giró.—Gracias, Sora, por buscarme en el aeropuerto…Él sonrió y dejó a la familia a solas.—¿Cómo está Ana y Alex?—Bien má, unidos como siempre, y te envían saludos. Dicen que tratarán de visitarlos pronto.—Me encantaría tener a Ana aquí… ¿Tienes hambre, puedo pedir que hagan algo para ti?Mila negó.—No, comí algo en el avión, fue un viaje agotador.—Por eso pienso tanto en viajar a Rusia, son muchas horas… y ya estoy vieja…—Mila torció los ojos y luego miró a Iván.Esta vez ella supo que había algo.—¿Está todo bien papá? —y él asintió.—Todo bien… descansa, mañana me gustaría que saliéramos a un lugar… —Mila miró a su madre, pero Sibel se hizo la desentendida.—Pá, mañana creo iré al trabajo, debo ponerme al día…—Bien, te llevaré, desayunaremos en tu lugar favorito, y tendremos unas palabras… es todo… —Iván salió de la sala,
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