Mila se recostó al asiento del auto, que el chofer de Mikhail le proporcionó, y le pidió la dejara en un lugar donde ella pudiera tomar un taxi, para ir a su casa. Tenía la ropa de anoche, y era mejor no enfrentar a su padre en estas condiciones.Cuando llegó a la mansión, corrió escaleras arriba para meterse a la ducha, y puso su frente en la loza, cerrando los ojos y sintiendo de nuevo todos los estragos de las manos de Mikhail sobre ella.Era lo mejor que había vivido sin duda alguna, y las palabras de Mikhail resonaban en su cabeza todo el tiempo, mientras ella entendía que tampoco quería separarse de él.Estaba envolviéndose en la toalla, y colocando otra en su cabello cuando se vio al espejo y sus ojos se abrieron de nuevo. Había marcas en su piel muy evidentes y sus mejillas se tiñeron de rojo, porque sus pensamientos la volvían loca.Se puso una camiseta, y unos pantalones holgados, y cuando estaba peinando su cabello mojado, la puerta de su habitación se abrió.Su padre parec
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