Capítulo 18. Una nueva amenaza
Gabriel Reyes se quedó con ella en su casa todo el resto de ese día, intercalando conversaciones sobre lo que Selena sabía de lobos y licántropos, con largas sesiones de pasión.A pesar de la extraña intromisión, la mujer no deseaba pedirle que se fuera, ni recuperar la monotonía de su soledad. Por un lado, porque con él no debía esconderse, ambos estaban ligados a un mismo pasado sobrenatural, más allá de ser su amor destinado.Por otro lado, porque podían no sólo hablar de ellos, sino también de una pasión que compartían: la empresa de las fragancias.Al hombre, por supuesto, le urgía quedarse lo máximo posible para borrar a su competencia licántropa de la piel de Selena, hasta no sentir ni rastro de ese aroma que, aunque lo golpeaba en el ego, no le resultaba del todo desagradable.Pese a no entender nada de ese triángulo amoroso en que la Luna lo había involucrado.A ella, en cambio, ahora que creía que nadie la perseguía para matarla, le interesaba retomar parte de su vida.Así q
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