53. La Pequeña Sobrina del Millonario
La siguiente hoja declaraba también su tormento, sus observaciones a escondidas de las que no se percató jamás. Al pie de la página decía en letra cursiva, Junio.El mar está de fondo, el viento un adorno que azota su cabello, se mueve de un lado al otro bajo el atardecer de sangre y fuego del olvido. Estoy ahí, cautivado, testigo de los rayos de sol que van quedando y logran atravesar con su luz, el atractivo escarlata de sus hebras.Camina sin observar a su alrededor, no se da cuenta que tienta con sus movimientos; una ferviente necesidad de acercarme a ella no deja de crecer, pero es infranqueable, teniendo que conformarme con el deleite de mirarla.Acabo acercándome a ella, cediendo a la dulce tentación de estar a su lado y replantear la posibilidad de quererla así, en secreto. Se siente bien su cercanía. Me mira con sus hipnóticos ojos caramelos, en un parpadear ha derrumbado todos mis muros.MarzoLa primavera debiera tener su nombre, porque ella florece en una sonrisa, una mira
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