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Todos los capítulos de EL RETO DEL CEO: Capítulo 11 - Capítulo 20
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Capítulo 11
Es difícil cumplir los caprichos de un viejo…Tengo demasiados pendientes y no resolverlos a tiempo es un problema, de seguir así, tendré que quedarme hasta tarde, sumándole a mi infortunio, debo revisar lo de la recaudación de fondos.Nos llegó el presupuesto, y eso no solo debemos sacar lo que nos han dado sino, sacar el % para las donaciones.—Hoy es viernes, ¡oh si! Viernes de tragos, de juerga, de cariñosos—hace ese ridículo baile que odio.—Anoche te fuiste de borracha y hoy ¿también? Y ¿A qué te refieres con cariñosos?—Pues donde vas, te tomas unos tragos y te dan un final feliz—sube y baja sus cejas de manera sugerente—Prostitutos—afirmo y ella sonríe relamiendo sus labios.—Eres muy vulgar—la acuso—Y tu muy recto—me acusa con sus manos en jara—y apostaría a que nunca has ido con las cariñosas.—No necesito una prostituta para sentirme bien.—Hagamos algo…—No, tus ideas son malas, como la de anoche—¡Vamos! no seas aguafiestas, será algo tranquilo.—Como anoche, que no dor
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Capítulo 12
A la única persona que intenté consolar, fue a mi madre, pero, con ella, aprendí que la mejor manera para hacerlo, es escuchar.Wagner, llena los documentos necesarios para que su hermano sea admitido, lo llevaron a una sala donde comenzara su proceso de desintoxicación.Le extiendo un vaso de café que compré en la cafería del lugar, no esta tan mal como para que sea un sitio lleno de gente con problemas de drogas—Gracias—agradece cuando se sienta a mi lado, no es la misma mujer que me enfada con su actitud indiferente a lo que digan los demás de ella, esa chica con la batería al cien por ciento dispuesta a arruinar mi día laboral, ahora, es una hermana realmente preocupada por su hermano.—¿Cómo esta Lear?—Recuerdas su nombre—sonríe a boca cerrada—está dormido, necesita descansar y le pusieron una intravenosa, y otros medicamentos, la verdad es que no sé qué pasará. Deberías ir a casa y descansar.—¿Y dejarte sola? Estas de broma—tomo su mano y la aprieto para transmitirle apoyo—¿es
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Capítulo 13
Si las miradas mataran…Greta, es la esposa de Manfrid, por lo tanto, es mi cuñada, Mina, la esposa de mi padre, mi madrastra e Isolda, es la madre de mi padre, por lo tanto, es mi abuela.—¿Sabes que tu presencia no es grata —ataca mi adorada abuela—También es todo un placer verte, abu—la molesto y evidentemente se ofende, le sonrío de lado y paso apartándome de ellas.Eso de estar en un nido de víboras es mas placentero que estas tres juntas te rodeen.—Por una parte, no quería que vinieras por este motivo—No te preocupes, ya no soy el mismo de antes.—¿Te quedaras hasta partir el pastel?—Lo dudo, te prometo estar una hora sabes que aquí es estar en campo minado. ¡Oh! Mira, ahí está tu padre, mi querido hermanito—bromeo y ella ríe de mi sarcasmo.—Mi padre te espera en el despacho—Iré cuando termine de hablar con mi sobrina—hace una mueca de desagrado y yo sonrío victorioso.—Me gusta que no te dejes de nadie tío—A mí también me gusta— le doy un beso en la mejilla y se va con s
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Capítulo 14
El estrés que tengo, me lleva a desear ir directo hacia un barranco…Conduzco frustrado, los dos vehículos que antes me resguardaban, ahora me siguen hasta cierto punto.Llego a casa por la tarde, meto el coche en el garaje y me quedo dentro uno segundo más, salgo y la frustración me lleva a patear la llanta delantera, recostándome sobre la puerta.Niego ante el enojo, camino hasta la sala de estar, escucho golpecitos en la puerta principal, la abro y Liesel, está esperando. —¡Holis Meyer! —a pesar de la pesada noche que pasó, mantiene esa sonrisa en el rostro.—No estoy de humor Wagner—digo dando la vuelta, prosigue a caminar a tomar me del brazo—¡no fastidies!—Tienes tu típica cara de culo, pero, deprimido.—Cansado eso es todo, y deja ese vocabulario tan vulgar.Rueda los ojos ante la reprimenda, mientras entra cerrando la puerta tras de si—no sé qué pasó en tu dichosa fiesta familiar, se te nota que no fue agradable.—Vida privada…—Ya, ya, la mantengo privada—repite mi frase co
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Capítulo 15
Debí imaginar su respuesta, no había conocido a nadie además de Manfrid, tan narciso, con Wagner, son dos. —Admite que te encantó, Meyer—Ni de broma, no puedes saber eso, tú eras quien gemía.—¿No lo puedo saber? Lo supe cuando dejaste que chupara tu lengua—me remuevo incomodo ante su desfachatez—y tu erección que debió ser muy incómoda, con lo ajustado de tus jeans—touche, ahora la odio más, sus palabras son ciertas, mas, ni al borde de la muerte admitiría tal cosa.—Lo único que sé, es que eres una descarada, tenias ese medio de transporte y me obligaste a llevarte al trabajo soportando tu nefasta compañía.—No voy a ir en motocicleta, es incómodo ¿que acaso no has visto mis faldas?—Prefiero no responder a eso, seria imprudente en este momento recordar tus faldas. Cambiemos de tema, ¿Cómo es que supiste que era de mi a quien se refería Greta?—Es que, yo fui a la mansión Fisher, fui quien maquilló a tu sobrina y bueno, antes de irme, te vi entrar, Greta nunca mencionó tu nombre,
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Capítulo 16
De querer proceder con el suicidio, lo haría en este momento. —¡Manualidades, Meyer!— insiste Wagner, al revisar la lista de productos.Observo con detenimiento de nuevo y llamo a Karen, gracias a que nos dieron la propuesta para la recaudación, tenemos luz verde y nuestra queridísima jefa, la déspota Sandra, ablandó su corazón, y distribuyó, todo nuestro trabajo por dos semanas para que terminemos esto.—Lo que solicitaste—Karen llega con la lista del año pasado agradezco el gesto, se va mientras me regala un guiño.—Le gustas—susurra Wagner a mi lado, la ignoro, lo menos que necesito es que me distraiga—es linda, tiene bonitas piernas y buen trasero—insiste—Tú también lo tienes—indico sin verla directamente.—De verdad que no te interesan las mujeres—me quita los documentos y los revisa.—Es mi compañera de trabajo—dicto y le quito de nuevo los papeles que ya tenemos arrugados de tanto revisarlos, y marcados con marker de colores.—¡Aburrido!, un afer con alguna, ayuda para adrena
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Capítulo 17
El marketing puede ser un dolor de cabeza cuando el tiempo es una desventaja. —¿Segura está quedando bien?— interrogo nervioso al ver al Wagner, diseñar la presentación para posteriormente enviarla a la editorial, esperamos que tengan un espacio de tiempo y logremos que entreguen a tiempo. Por tanto, llamo a cuanta imprenta este sin mucho trabajo.—Si, si, deja de molestar—toma mi rostro y empuja mi cabeza para apartar mi cercanía de la suya—me pones de nervios, no dejas que me concentre. ¿encontraste alguna imprenta?—Ninguna, Karen también me apoya en ello.—Karen ¿eh? —con su rostro lleno de picardía levanta las cejas, sugerente—le gustas.—Sigues con lo mismo, aunque sea verdad no saldría con ella.—¿Por qué no? —deja de diseñar, voltea hacia mi lado y se cruza de brazos—Wagner, no estoy para aventuras, para tener algo con alguien deber ser quien sepa de mi vida privada y como no soy una persona cruel, no quisiera que cargara con el peso de mi verdadero apellido.—Una aventura d
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Capítulo 18
Si las miradas mataran, estaría hace mucho tiempo bajo tierra. —¡Por derecho me corresponde la presidencia! —detengo mi partida, vuelvo de nuevo la mirada hacia él y rio a carcajadas, me burlo con descaro de su frasecita gastada.—Me recuerdas por favor ¿Cuánta es la diferencia que tenemos de edades? —cuento con los dedos como si no lo recordara—cinco años mi queridito hermano menor. A diferencia de ti, nací dentro de una familia, mi padre y mi adorada madre, estaban casados y así fue hasta que pasó, lo que pasó, y tu—me acerco a él amenazante, paso por paso, mientras mantengo una sonrisa sarcástica en mi rostro—sigues siendo un bastardo.No lo había dicho antes, no lo había enfrentado de esa manera, cuando veo su rostro rojo de la ira, algo en mi interior se enciende, como si eso satisficiera el vacío que dejo mi madre al fallecer.—¡El bastardo eres tú! —grita mostrando su molestia.—Si, si, lo que digas—barro mi mano restando importancia, entonces, me inclino en reverencia, como s
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Capítulo 19
El corazón del ser humano debería ser de piedra.No entiendo la razón de su llanto, estoy seguro de que luego me lo dirá, aunque no lo haga, se siente bien tenerla así, frágil, necesitando de mí, después de todo, ella también tiene días grises. —No es normal que tenga un viaje tan tranquilo —la molesto, sentado en el asiento del copiloto.—Estoy conduciendo, no molestes—da una rápida mira en donde estoy para después concentrarse en la carretera, todavía tiene la nariz y los ojos rojos por el llanto de hace poco tiempo.—No me dirás que pasó allá ¿Cierto?—No—sigue concentrada, es extraño que no lleve su energía al ciento por ciento, esta no es la fastidiosa Wagner que conocía.—No me gusta esta Liesel—confieso, la veo negar y apretar frustrada los puños sobre el volante.—No me gusta que me mientan, es todo…—No llorabas por eso, hay algo mas y no quieres decirme. Además…—Estoy conduciendo—me frena un tanto calmada.—De verdad, deseo sacarte de tus casillas—digo lo que siento porque
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Capítulo 20
El decirlo, no lo hace realidad. Despierto sintiéndome adolorido, sonrío al recordar la razón, cuando me percato de que la causante de mi doloroso placer, se ha ido. Busco por toda la casa, y no hay rastro de ella. Se fue. Siendo domingo, el último domingo de cada mes, me toca la tortura de la reunión familiar. Inclino mi cabeza al cielo buscando armonía, y las imágenes de la noche con Liesel, aparecen una y otra vez. Y como recuerdo que ya no me siento obligado a asistir, o cruzarme con esa familia, decido quedarme en casa y relajarme. Lavo el auto, mientras echo miradas hacia a casa de Wagner, me atreví a llamarla, sin embargo, solo me recibió el contestador. Después de eso, es mejor entrar y apagar mi celular, así, nadie de los Fisher me molestara. Cuando es casi las seis de la tarde, escucho la puerta de mi casa, abro y me sorprende ver a Liesel. —¡Holis, señor Fredricksen! —saluda con su estúpido apodo. Le doy la bienvenida con mi mejor cara de culo—Hola, descarada—arre
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