En cuerpo y alma se están entregando ambos, pero lo que no saben, es que la secretaría Cáceres los está espiando silenciosamente, mientras en su mente planea la forma en acabar con Anastasia.—Te amo Sebastián...— se aferra Anastasia, clavando sus uñas, en sus musculosos brazos.Sebastián la besa, no puede decirle palabras de amor que aún no siente en totalidad en su corazón, pero si, darle aquellos besos de cariño que nunca le había dado a una mujer, delicado, apasionado, un beso tan profundo, que tiene a Ana enamorada de Sebastián y él está encantado con ella.Se corre adentro de Ana, y la continúa besando, sus cuerpos están empapados de sudor, agitados, y aún sintiendo esa calentura de querer más.—¿Te sientes bien?— la voz quebrada de Sebastián, delata lo cansado que quedó—un poco maltratada, pero demasiado feliz, de que mi esposo haya sido el primero, me siento feliz de haber cumplido mi promesa—eres una mujer muy valiosa, y debo admitir que me costaba creer que eras virgen Ana
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