—Kenneth, perdóname, sé que odiabas cuando te llamaba Paul, odiabas ser mi hermano, tú volaste muy alto, y yo, ¿Qué hice? ‘¿Te robé la vida? Soñaba con el día en que estaríamos juntos que seríamos los gemelos Miller, como antes, pero eso nunca volvió, el tiempo nunca regresa. Ahora, mi mente y mi corazón están en una encrucijada, ¡Perdóname! ¡Oh, Kenneth, lo siento tanto! Debí vengar tu muerte, debí ser valiente. Pero… ¡Me enamoré! Renunció a esto, y me duele. No puedo hermano, dime que donde estás eres feliz, dime que dónde estás deseas mi dicha, dime que no me odiarás por no cumplir mi venganza, porque amo a Amy, y aquí y ahora renunció a mi venganza, renunció a mi odio. A cambio de amarla, de ser feliz, de tener un poco de lo bueno que me negaron y te dieron a ti. Perdóname, Kenneth, renuncio a mi promesa de odio. John estaba de rodillas, cubrió su rostro. Amy tocó su hombro, la miró asustado. —¿Tú? —Perdóname, amor, te vi de lejos, iba a irme, pero, no puedo, no puedo irme, de
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