EXTRA. Muñequita
Mitch puso los ojos en blanco mientras veía el desastre de plumas y almohadones rotos en la sala de estar.“¡Ampárame, Dios mío porque son tres ciclones y todos salieron a mí!”—¡Henry, Ava y Lily! —exclamó llamando su atención, pero la excitación burbujeaba en la habitación mientras los niños corrían unos tras otros—. ¡Chicos, vengan aquí! —llamó Mitch intentando interrumpir su alboroto y de inmediato los tres trillizos corrieron hacia él con curiosidad.—¿Qué pasa, papá? —preguntó Ava, la más animada de los tres. No había dudas de que era una copia de su tía Faith.Mitch se aclaró la garganta antes de hablar, pero si era honesto, era más difícil meter en cintura a esos tres que a un clan de la mafia.—Chicos, esta noche vamos a estar en casa de los abuelos y habrá una gran fiesta. Vamos a celebrar una gran fiesta así que necesito que se mantengan alejados de: ¡Ejem! El pastel, la vajilla, los cubiertos, los adornos, los floreros, las lámparas, los terrarios, las mesas, las sillas, l
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