FATALIDAD A TU SERVICIO. CAPÍTULO 10. O te mato yo, o te mata mi padre
Debían ser las cuatro o las cinco de la madrugada cuando por fin volvieron a abrir la puerta de aquella suite; Charlie iba adelante, arrastrando los pies como si le hubieran cortado las alas de una vez por todas; y Michael venía detrás mirando a todos lados, buscando a Grace, pero ella ya no estaba en el salón sobre el sofá.Mitch dejó escapar un suspiro de resignación y se giró hacia su primo, que parecía a punto del colapso.—¡Charlie, te tienes que calmar!—¿Calmarme? ¿Calmarme? ¿No la escuchaste, Mitch...? ¡Ella...!—Ella se fue con otro, posiblemente hayan tomado caminos separados por respeto, porque Faith es una mujer madura y educada, pero no tendría que sorprenderte si fueron a reunirse luego en el mismo lugar —le advirtió Mitch—. Lo que hiciste esta noche fue una estupidez, Charlie. ¿Llamar a tu tío, en serio? ¡Y encima para quedarte peor sabiendo que él apoya todo lo que ella haga!Mitch se dejó caer en una silla, acariciándose el tatuaje en el lado derecho de su cabeza, com
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