DALILA Esto está mal, desde un principio, Renzo debió haber sabido que esto era como aceptar la derrota, porque no solo viene sin sus hombres, sino, que ahora, luego de un par de miradas llenas de hostilidad y de que Maxim hubiera llamado a dos de sus hombres más fieles para que no lo dejaran ir, ahora estamos dentro de uno de sus cuartos de tortura, que es muy parecido al que tenemos en Italia, Renzo está sentado en una silla, amarrado y sin la oportunidad de hacer nada en contra del Boss de la mafia rusa. El ambiente se convierte en una densa niebla hasta que trago grueso, por más que trato de evitar la mirada de Renzo, este no deja de verme, pero lo que más trabajo me cuesta, es que sus ojos no se apartan solo de mí, sino, de mi vientre bajo, y algo me dice que Anasyn tiene que ver en todo, ya que Elio es incapaz de decir algo tan personal y fuerte. —Debo admitir que tienes el valor, Capo, para venir no solo a mi territorio, sino, para reclamar como tuya, a quien ya es mi prom
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