Narra CharlotteHabía dormido bien, pero soñado mal. Básicamente, había dormido al menos dos horas más después que me enojé con Curthwulf y eso es sorprendente, porque me hizo enojar bastante. Quizás por eso, tuve todas esas pesadillas con él, mismas que podrían volverse realidad en cualquier momento, si no tomo medidas sobre su desprecio hacia los bebés. Suspiro profundo y camino fuera de la habitación.— Buen día, señora Charlotte. — saluda un chico sentado frente a la puerta, asustándome un poco, por no esperar ello.— Oh, hola, ¿Qué haces aquí? ¿Estas vigilando algo? — pregunto confundida y después me golpeo la frente mentalmente al ver como levanta una ceja.— La vigilo a usted, señora. Me han pedido escoltarla.— Oh, sí. Ya lo he notado. Pero, ¿es necesario que me cuides incluso dentro del castillo? — pregunto confundida.— El castillo es muy amplio. Es posible que se pierda si no está con alguien que lo conozca.— Si es grande, pero, no creo que sea para tanto.— Es del grande
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