El llanto del bebé resonó en la prisión, Arabela caminaba con tanta autoridad que todos se sentían intimidados por ella, la mujer con labial rojo alzó su cabeza y mostró uno de sus ojos.— Denme a la criatura, es mi sobrino. Aquí tiene los documentos necesarios.Andrés había sido notificado y aunque él no pensaba asistir, le dijeron algo que no solo hizo que fuera sino también que llevará a Nick.— No los dejaré solos — Madison se subió al carro — vamos, los niños quedaron a cargo de Kathleen y el señor Sergei.Una vez que los tres estuvieron en la prisión fueron directo a la enfermería, Sarah se miraba bastante mal y con dificultad alzó la cabeza.— ¿Qué hace ella aquí? Mejor digo, ¿Qué hacen ustedes aquí?— Ni siquiera al borde de la muerte cambias tu actitud, me parece increíble, Sarah. — Largo y déjenme aquí, no quiero su lastima. Todo lo que hice lo disfruté, no tienes idea lo mucho que me alegró saber que perdiste a una de las bastardas que tu mujer esperaba — ella rió de maner
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