En ocasiones, los pensamientos pueden ser tanto aliados como enemigos, llevándonos por senderos casi siempre difíciles de manejar. La ansiedad que Enzo estaba sintiendo, lo hacía sentirse acorralado; necesitaba hablar con Adalet, confrontarla con la verdad que ahora conocía y reclamar los derechos que sentía sentir sobre el pequeño Dante.Manejando hacia el hogar de la pelirroja, esperaba no tener que toparse con Bastián, quería hablar con ella a solas, decirle todo lo que estaba pensando y darle una “solución” por las buenas; de negarse, entonces ya tenía armado su caso para convencer incluso al juez más estricto, no le dejaría más opción que aceptarlo de nuevo en su vida.Entrando al elegante edificio, uno de los más costosos de la ciudad, para gran alivio pudo ver qué, efectivamente, el auto de Bastián no se miraba por ningún lado. Estacionándose, se identificó en la entrada dando una buena propina al vigilante, y se encamino hacia el departamento de la orgullosa Williams.Al estar
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