Cuando Lia llegó al hotel en la mañana se encontró directamente con Oliver, el hombre estaba sentado en una mesa del restaurante con la bata de dormir y tenía las ojeras más grandes que Lia hubiera visto en su vida.Se acercó a él y se paró en frente dejando caer el bolso sobre la mesa y se cruzó de brazos frente al hombre que tenía un café frío en la mano y que no la miró a la cara.— Lo siento — murmuro él sin mirarla — pero él me provocó — Lia se rascó la cabeza.— Lo sé, pero fuiste un ingenuo — Oliver la miró y Lia vio en su expresión que la estaba pasando mal, pero no lo demostró.— Si hubieras escuchado las cosas que dijo de ti…— No quiero ni que me lo digas, ya deshice el trato — una sonrisa se pintó en la cara de Oliver, pero Lia se encargó de borrarla.— No, esto no ha terminado, tenemos cosas de qué hablar — miró la mano de él sobre la mesa, los nudillos estaban amoratados y ella le tomó la mano e ignoró la negativa de él. Por debajo de los nudillos, en la pálida piel, se
Leer más