Judith sintió un nudo en la garganta y no sabía qué decir para negarse a cumplir con el pedido de su suegra, en cambio, Dylan disimulaba su emoción, era la primera vez que su madre lo estaba obligando a hacer algo que ansiaba, aunque al principio que Judith durmiera en su cama no le agradaba: sin embargo, en esta ocasión le parece muy bien.«Vamos, Judith, solo debes decirle a la señora Darla que no te agrada su pedido», internamente se animaba a llevarle la contraria a su suegra, pero por más que trataba las palabras no le salían.«Debo ser menos obediente», se exigió furiosa consigo misma y veía a Dylan, quien no hacía más que sonreír y encogerse de hombros como un tonto.— Darían, debemos llevar las cosas de Judith arriba, nos quedaremos en las habitaciones del primer piso— propuso Darla dirigiéndose a la habitación que ocupa Judith, quien se quedó con los ojos desorbitados porque Darla no le estaba pidiendo permiso.—Por favor dile algo y detén esta locura—, le exigió Judith a Dyl
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