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Todos los capítulos de El Vientre de la Venganza: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo 21: Un salvador orangután
Luna siente que le tiembla todo, tal vez por eso no puede encontrar su billetera, lo que desespera al hombre aún más. —¡Rápido, no tengo toda la noche! —Sí… no la encuentro… —en ese momento en que el hombre está a punto de perder la paciencia, oyen unos gritos muy cerca de allí. —¡¡Luna!! ¡¡Lunaaaa!! —la chica reconoce la voz de Jack y no duda en responder con todo lo que sus pulmones pueden. —¡¡Jaaaaack!! —el hombre le cubre la boca, pero ese grito fue suficiente para que Jack y Zeus sepan de dónde viene aquel grito. Jack corre sin detenerse hasta llegar al callejón, ve al hombre que la mantiene prisionera y con una mano que la mantiene silenciada, lo agarra por el cuello de la chaqueta y lo lanza lejos. En lugar de darle la paliza que se merece, rodea a Luna con sus brazos en gesto protector y la saca de allí. —¡Es todo tuyo ese infeliz! —le dice a Zeus que va golpeando el puño derecho contra su palma izquierda. La mirada de Zeus al hombre le provoca un terror descomunal, por
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Capítulo 22: Un grito desesperado
Cuando Luna reacciona aparta con suavidad a Zeus, sin embargo, él no está dispuesto a dejarla ir tan fácilmente. Apoya su frente en la de la chica y se queda allí respirando el mismo aire que ella, porque, aunque es evidente que sus sentimientos son más fuertes por Jack, él no piensa retroceder ni un milímetro.—Tienes que dejar de hacer eso —le dice Luna con suavidad y termina de poner distancia para verlo a los ojos.—¿Es por Jack? ¿Estás enamorada de él?—Es por los dos —la sinceridad y simpleza de la respuesta hace que Zeus abra los ojos—. Estoy confundida, Zeus. Siento cosas fuertes por los dos, los dos me atraen y quiero… quiero estar cerca de los dos. Pero no es justo para ninguno, porque en la situación que me encuentro puede estar llevando a que confunda protección con algo más.—Luna, tú sí me interesas, me gustas mucho y de verdad quiero que me des una oportunidad de ser el hombre correcto para ti.—Pero no puedo, Zeus, no ahora. Ustedes me ven bien, decidida y enfrentando
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Capítulo 23: La debilidad de Jack
En cuanto pasan dos segundos sin que nadie responda, Jack la toma entre sus brazos, la levanta y corre con ella para llevarla a la enfermería de la empresa. Está medianamente equipada y pueden atenderla en lo que llega la ambulancia.Llega con él la señora del servicio apurada y antes de que pregunte, Jack ordena.—¡911, ahora! —la mujer saca su propio teléfono y llama sin pérdida de tiempo—. ¡A enfermería de Gosling Food Inc.! ¡Posible intoxicación con medicamento!La mujer lo sigue porque por altavoz le van dando instrucciones a Jack, la mujer presiona el piso al que deben ir y a Jack se le hace eterno, Luna respira lento, eso le da cierta tranquilidad, pero hasta que un equipo no la revise, no estará tranquilo.Cuando llega al piso, corre con ella y patea la puerta de la sala de atención, el médico que piensa protestar no dice nada cuando ve al mismo CEO cargando con una chica y no se demora en ponerlo al tanto.El doctor comienza a actuar en consecuencia, pero cuando le pregunta p
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Capítulo 24: Un hombre que intenta ser romántico
Jack deposita a Luna en su cama con mucho cuidado, la abriga porque siente su piel fría y se va directo al tablero del calefacción. Sin salir del cuarto llama a Zeus y este le responde de inmediato. —Ella no irá a trabajar ni hoy ni el resto de la semana. —¡¿Qué le pasó?! —en ese momento Zeus se pone de pie y deja con la palabra en la boca al arquitecto que le está haciendo el diseño de ampliación. —Colapsó. Pero como sé que vienes para acá, no te diré nada más. Jack le cuelga, se sienta al lado de Luna y le acaricia el rostro. Cierra los ojos, respira profundo para entender qué demonios es lo que está haciendo, si se supone que debe convencerla para que dé un hijo y luego se vaya de su vida. Pero cada segundo con ella es un día más que la quiere junto a él, es decir… está perdido. Veinte minutos después Zeus cruza la puerta del cuarto de Luna y cuando ve a Jack parado al lado de la cama observándola sabe que es malo. —Cuéntame todo. Jack le dice todo lo ocurrido, Zeus se pasa
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Capítulo 25: Una chica celosa
No lo tomen a mal, Luna en verdad está encantadísima con el detalle. John jamás le regaló flores ni tuvo esos detalles, pero la manera tan… ¿Tétrica? ¿Mecánica? ¿Tiesa? Es que no tiene una palabra para describir la forma en que Jack le dijo aquello, probablemente si sólo le hubiese dado la flor y ya, habría sido diferente. Pero esas palabras eran impropias de él, porque es obvio que Jack no es romántico ni por casualidad y la manera de decirlo no ayudó en nada. —¿Crees que soy tu payaso personal? —gruñe y esta vez Luna se controla un poco antes de hablar. —Claro que no… el detalle es lindo —se va calmando poco a poco, Jack se gira para marcharse al auto, pero ella lo toma del brazo—. Oye, mi flor… —Creí que no la querías, como sólo te reíste y me dejaste con la mano estirada —sisea y ella se la arranca de las manos. —Sólo me hizo gracia la manera en que hablaste —se lleva la rosa a la nariz y la huele fascinada—. Está linda, gracias. Se para de puntitas y le deja un beso en la m
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Capítulo 26: Un hombre que cree saber lo que quiere
Luna quiere que se abra la tierra, se la trague y la escupa en cualquier parte del mundo, aunque por otra parte bien podría ir a buscar a la chica y darle un par de bofetadas por descarada. «¡Contrólate! Tú no eres así, ¿qué te está pasando? ¿Se te está pegando lo posesiva y salvaje de Jack?», la regaña su consciencia. Se arma de valor para enfrentar a los hombres, pero ellos parecen seguir inmersos en su conversación. Luna se termina su helado, se disculpa un momento y va al baño para mojarse la cara, porque en verdad necesita algo más frío que el helado para quitarse la vergüenza del rostro. Cuando sale, los dos se ponen de pie y caminan en silencio, cada uno al lado de ella. Por supuesto que al salir a la calle la gente los ve raro, como si todos creyeran que de verdad son sus novios o algo parecido, porque hermanos es imposible. —Yo me despido aquí —dice Zeus—. Nos vemos en casa. —¿En casa? Pero si yo entro en unas horas a mi turno. —No, tengo la baja médica para que te qued
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Capítulo 27: Sacando a la guerrera
La mirada de Jack pasa de ser la de un hombre seductor y delicado, a la de uno que quiere comerse viva a la persona que los ha interrumpido. —¡Jack! ¡¿Qué significa es…?! —pero él toma la puerta y la vuelve a cerrar con violencia, dejando a la mujer con la pregunta sin terminar. Luna se encoge, con el rostro carmesí y con ganas de que la tierra la vuelva a tragar. Intenta bajarse del regazo de Jack, pero él no se lo permite y le levanta la barbilla. —Mírame —ella lo hace algo preocupada y Jack le dice muy bajo—. Tú eres a la única persona a la que podría darle alguna vez explicaciones de mi vida, ¿entiendes? Y a partir de ahora eres la única a la que le tendré consideraciones, así que aprende cómo se trata a la gente que te molesta. —Pero… yo no puedo. —¡Aprende, porque si decides ser la madre de mi heredero, nadie puede pisotearte ni mirarte como esa mujer te miró por escasos segundos! —le da un beso fugaz, pero posesivo, esta vez la deja sentarse a su lado y, aunque continúa con
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Capítulo 28: Una alumna que aprende rápido
Luna se siente como en un torbellino, porque ahora mismo no tiene ganas de lidiar con esa mujer, quien la observa como si le hubiese quitado al marido. Luna da dos pasos, mira brevemente a Jack quien sólo la ve con intensidad, atento a cada gesto y movimiento de la chica. Cuando Luna se acerca a la silla frente al sofá, mira a Jack como pidiendo permiso de sentarse y él asiente levemente. Sí, Luna está aprendiendo a enfrentarse a las personas que creen pueden pisotearla y Jack le está enseñando a hacerlo. —Disculpa, Jack, pero no creo que ella tenga mucha experiencia… —Señor Gosling —le advierte con voz fría—. Y si debemos guiarnos por apariencias, tú deberías estar en un local nocturno bailando por dinero —Luna puede ver a la mujer apretar los puños a los costados y mirarla con ganas de despedazarla. —Me estás ofendiendo. —Tú lo hiciste primero, al creer que podías manejar mi vida y al despreciar a mi consultora externa —Luna oye a la mujer ahogar una risita y Jack camina hacia
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Capítulo 29: Bajando la guardia
Por la mañana Luna se levanta con más ánimo y lista para ir a la universidad, pero tanto Zeus como Jack se ponen de pie cuando la ven salir con su mochila al hombro y la carpeta con aquel trabajo que Jack tuvo la «amabilidad» de imprimir de nuevo, aunque en la perspectiva de Luna fue más una orden de hacerlo. —¿A dónde crees que vas? —sisea con cariño Jack mientras que ella sólo saca un pocillo para su cereal, porque se ha quedado dormida y no tiene tiempo de hacer nada elaborado. —Pensé que era más inteligente y observador, señor Gosling —se burla ella y la mirada de Jack se oscurece—. Pero ya que no se dio cuenta, voy a estudiar, algunos tenemos que seguir batallando para un día sostenernos solos. —Luna… —intenta advertirle, pero Luna lo interrumpe. —Jack, no estoy para tus sermones matutinos, estoy bien y eso gracias a que los dos ayer se tomaron el tiempo para hacerme sentir mejor —los ojos de Luna se posan en los de Jack y él sólo le dedica media sonrisa, la que por supuesto
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Capítulo 30: Un detalle para no preocuparse
Al entrar al edificio una de las señoras del servicio la está esperando y le pide que le entregue sus cosas para llevarlas al departamento y así ella pueda ir a su cita con Ester y el equipo de investigación. —Pero yo puedo hacerlo, en verdad que sí… —El señor Gosling fue muy claro, señorita —le dice la mujer con seriedad y Luna le entrega todo sólo para no meterla en problemas. —Le pido que no prepare la cena, yo me encargaré de ella —por respuesta la mujer sólo asiente con la cabeza y Luna siente que todos quienes la rodean están tensos al tratarla. Al subir al ascensor sólo suspira con cansancio y apoya la cabeza en la pared fría, evaluando cómo sería su vida de aceptar a Jack entrar definitivamente, porque hasta ahora sólo tiene un pie dentro de ella. «Y su boca, no se te olvide», señala su consciencia y ella por inercia lleva sus dedos a sus labios. Con otro suspiro sale del ascensor cuando las puertas se abren en el piso «8» y por alguna razón ya siente que no querrá estar
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