Rodrigo De la SierraMe había escapado del hospital un rato, para llevarle un sobre a Jazmín con una carta, no quería que ella fuera a cometer la imprudencia de estarme llame y llame por el celular, ahora que tenía que estar al pendiente y al cuidado de mi esposa y de mi pequeño hijo, al que todavía no sabíamos cómo nombrar. Tenía apagado el celular por sí las dudas y que Jazmín no se aguantara de marcarme, todo este asunto me tenía un poco tenso y disperso.–Mi amor, estás muy nervioso y no debes estarlo – Sandra, mi esposa, notaba mi inquietud – tu hijo y yo, estamos en perfecto estado de salud.No quería levantar sospechas, debía calmar mi ansiedad y esperaba que la otra tía de Jazmín, le entregara a tiempo el sobre, era muy importante que se entregara, así me evitaría muchas broncas, que me había metido yo solito, pero todo iba a valer la pena, ya tenía a mi hijo y no le iba a faltar nada. –Lo sé, mi amor – tomé su mano para besarla – tienes que estar tranquila, me preocupé mucho
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