Elizabeth fijó sus ojos, de ese extraño color violeta, en Adrián Larsson, en cierta forma se sentía muy halagada por la atención que él estaba poniendo en ella, sin embargo, estaba decidida a continuar con el plan que se había trazado, por muy guapo y amable que fuera el hombre que estaba frente a ella declarándole su interés. –Doctor Larsson, no tengo disposición de establecer ninguna relación con usted ni con nadie más, es el hermano de mi obstetra y él me hace sentir confiada, por lo que no me gustaría tener que cambiar de médico y eso dependerá de que asimile muy bien mis palabras. –Es una mujer determinada y muy inteligente, realmente llamó mucho mi atención y yo solo le estoy ofreciendo mi amistad, soy paciente y tan decidido como usted, no la acosaré pierda cuidado, pero estaré al pendiente por si en algún momento necesita algo, me gustaría ser la primera persona a la que acuda –una vez dicho eso, le entregó su tarjeta. –Gracias por su oferta
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