Velkan se acercó con un poco de timidez al hombre que lo llamaba, no lo conocía, sólo sabía que le decían "jefe" y así lo llamaba él también.Apenas tenía un par de días en esa ciudad, en algún lugar de la frontera entre Alemania, Polonia y la vieja Checoslovaquia. Era un sitio con un clima duro, frío e inclemente, al que él no estaba acostumbrado, había vivido en climas más cálidos, como en las hermosas costas del caribe, donde había pasado casi toda su niñez y adolescencia.El jefe se le quedó mirando fijamente como si lo estuviera evaluando por undécima vez, era un hombre de dura apariencia y lo era, alguien con el que no se podía jugar o bromear, parecía que siempre estaba de mal humor, Velkan lo atribuía al mal clima, era difícil tener buen humor allí, en especial esa temporada de invierno.—Velkan, lo primero que haremos será cambiar tu nombre y buscar un seudónimo para ti —comenzó a decir el jefe, pero él lo interrumpió.—El nombre pienso conservarlo, jefe —dijo con tono firme
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