Puntualidad. Aquello resultaba tan complicado para mí, pero a pesar de ir apurada, siempre llegaba en punto. En el momento exacto en el que tenía que estar, lo estaba y eso era mucho decir. Por supuesto, dentro de un trabajo no resultaba un gran logro, puesto que todos debían ser responsables a la hora de llegada y salida. Empero, eso no quería decir que dentro de mi vida no lo fuera. El año pasado, con lo que pasó, el ataque y la separación, mi cerebro pareció tener mucha menos energía que antes, por lo que casi siempre llegaba tarde a todos lados.Hacer esto era un pequeño esfuerzo del que me enorgullecí en silencio. Esta vez no estaba mi hermano preparado para recibirme, sino que este confiaba en que había escuchado lo suficiente como para estar al día.Así que ahí estaba, vestía ropa formal: un pantalón negro, una camisa blanca, una corbata y un saco negro. Aún así, no pude evitar sentirme fuera de lugar Era igual a verme delante del espejo cuando me hacía un corte nuevo de cab
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