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Todos los capítulos de Un día a la vez: Capítulo 21 - Capítulo 30
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21.- Regreso a Florida
—Milly, no le vayas a decir que no, eres la primera mujer a la que le hace una declaración tan bonita —suspira Mitchell. —Él suele dar las cosas por sentado —agrega Nathely—. Por eso nunca lo había hecho, mira que nos tiene sorprendidos a todos. Estoy nerviosa, pero muy emocionada, jamás me hubiera imaginado un detalle así de Nathan. Me pongo de pie y él hace lo mismo, paso mis manos por su cuello y me pierdo en esos ojos tan expresivos. —Un día a la vez, Nathan, y sí, acepto ser tu novia. —Un día a la vez, mi pastelito —sonríe y me da un beso para después abrazarme con fuerza. —Tengo que tomarle una foto a esta propuesta —dice Mitchell. —¡Mitch! —la recrimina Nathan. —Esto es un suceso que se tiene que guardar para la posteridad —contesta ella tomando la foto—. Ya me imagino el día que le pidas matrimonio, tenemos que estar presentes, por favor. Nathan y yo sonreímos, miro a Carmine y en este momento se ve muy incómoda. Nos sentamos a disfrutar del pastel y por supuesto
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22.- De vuelta al trabajo
Escucho música y abro los ojos, no quisiera levantarme de la cama, pero al mirar el reloj, me doy cuenta que falta una hora para entrar al trabajo, me estoy mal acostumbrando a despertar con el tiempo justo. Me estiro en la cama y después de mirar el techo fijamente unos minutos, me pongo de pie para ir al baño. Pongo el agua tibia y me doy una ducha rápida. Al salir, me pongo mi uniforme, me maquillo un poco y dejo mi cabello suelto. Sigo la música y me sorprendo al encontrar a Nathan cantando a todo pulmón sus canciones de música country, mientras mueve algo sobre la estufa. —Buenos días, mi adorado gruñón —lo saludo. Se da la vuelta para mirarme, ya está duchado y ahora sí tiene su uniforme, que por cierto le queda muy bien. Me entrega una taza con té de canela y me da un beso en los labios. —Buenos días —me saluda—. ¿Estás lista para ir al trabajo? —Creo que sí —respondo. Preparo la mesa y después trae los platos con un delicioso pan francés, que es imposible no sabor
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23.- ¿Novia de Hammer?
El timbre de la puerta nos interrumpe salvándome del interrogatorio. —¿Puedo hablar con Milly? —pregunta Bartice por el altavoz y me pongo de pie, antes de salir, miro a Dania—. Sólo somos amigos —le aclaro y todos se carcajean. Salgo y Bartice me está esperando. —¿Pasa algo? —le pregunto al notarlo nervioso. —Azari tuvo una discusión horrible con su madre y no abre la puerta de su habitación —me explica—. Disculpa que te moleste, sé que no es tu problema, pero… —Recojo mis cosas y voy para tu casa —lo interrumpo—. Solo faltan unos minutos para la hora de salida. —Gracias —dice—. Mi ex mujer está en mi casa con ella, yo aún tengo algo de trabajo y no me puedo ir todavía, aunque quisiera. —Está bien, no te preocupes. Vuelvo a la oficina, termino con los pendientes que tenía y dejo todo organizado. —¿Vas a ir a la casa de Bartice? —me pregunta Dania cuando estoy recogiendo mis cosas. —Sí, ¿te contó? —Me acaba de enviar un mensaje, ¿te puedo acompañar? —me pide—. Sé que
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24.- Navegando internet
Terminamos de cenar y recogemos los platos. —¿Me aceptas para dormir aquí? —me pregunta y lo miro frunciendo el ceño. —¿A qué viene esa pregunta? —indago. —No sé si Hammer te lo permita —responde aguantando la risa. —Es cierto, tendría que preguntarle —sonrío y camino a la habitación quitándome la ropa en el trayecto, no tarda en alcanzarme para tomarme en los brazos y llevarme a la cama mientras no dejo de reír. —¿Y Hammer? —cuestiono. —Le pediré disculpas después —dice quitándose la ropa con prisa. De inmediato se pone el preservativo y se acomoda entre mis piernas. —Te extrañé toda la tarde —murmura entrando en mí. Tomo aire ante la sensación de sentirlo. Paso mis manos por su cuello para atraerlo y besarlo apasionadamente. —Yo también te extrañé —susurro—. Además, no poder besarte durante todo el día, no es sano. —Tienes razón, no lo es, me parece que nuestros compañeros se van a enterar en breve —dice y devora mis labios mientras se mueve lentamente. Paso mis
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25.- Ya lo extraño
Al llegar al supermercado, Nathan toma el carrito mientras yo escojo algunas cosas, como él se va a ir el fin de semana compra solo lo necesario. —Nunca me había gustado tanto hacer las compras como hoy —dice mientras subimos las bolsas al jeep. —Tardamos dos horas —lo regaño—. A cada paso nos besábamos, estoy segura que los que revisan las cámaras se divirtieron de lo lindo. Me toma de la cintura y vuelve a besarme. —Estábamos recuperando los besos que no nos dimos durante el día —se justifica y todavía nos faltan muchos. Nos subimos y empieza a conducir—. ¿A dónde nos vamos a ir de luna de miel? —me pregunta sonriendo y muevo la cabeza. —Dijiste que a una isla paradisíaca . —No lo sé, estoy indeciso, ayúdame a buscar un lugar muy caro —bromea. —¿Cómo se te ocurrió hacer una apuesta? —cuestiono. —Ellos empezaron, creen que no me puedo enamorar, no se imaginan que ya lo estoy y eso que me ha costado demasiado disimular —gruñe—. Además, me siento como si estuviéramos caminand
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26.- Un mal presentimiento
Mi corazón late de prisa y siento como si algo malo atravesara mi cuerpo causando un desasosiego horrible. Solo espero que no sea el mismo tipo que hablaba con Laura, aunque tenía entendido que desapareció de redes sociales, pero, esta app es nueva, hace muy poco que salió. En el mensaje la está invitando a un club llamado Mundanos, el nombre me parece conocido, creo que lo he escuchado antes, pero por más que intento recordar, en este momento no puedo hacerlo y mis nervios no me ayudan. En eso escucho las carcajadas de Dania y Azari, apago el teléfono y lo dejo en el lugar que lo tomé, necesito pensar con claridad. —Ahora sí, a comer —anuncia Dania y se sientan a disfrutar de la comida. Mi mente no deja de dar vueltas, pensando en el tal Raider, miro a Azari sonriendo por algo que dijo Dania y no puedo imaginar que algo pueda pasarle, me miro en ella a esa edad, pensando que nadie podría hacerme daño y que todos exageraban cuando me llamaban la atención. —¿Qué opinas de consegu
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27.- Club Mundanus
Al salir, me enredo en la toalla y reviso mi closet para ver que puedo ponerme, en eso entra Dania a mi habitación. —Yo voy a vestirte esta noche —dice empujándome para empezar a buscar. Toma un vestido corto, en color negro, es ajustado y tiene un escote pronunciado, en el que tal vez no pueda mostrar mucho ya que no tengo. Me lo pongo y me gusta, no sé ve nada mal. Me maquilla resaltando mis ojos y con los labios rojos. —Te ves muy guapa —me halaga. —Y muy provocativa —agrego y sonríe. —Es la intención. Dejo mi cabello suelto con algunas ondas y estoy lista. Dania traía un vestido corto en color beige que le queda muy bien, le presto algunos accesorios, se arregla el cabello y se maquilla un poco más. —Ahora sí, estamos listas —asevera Dania guapísima. —Sheel nos está esperando en el estacionamiento. —Vamos, no lo hagamos esperar —me apura. Bajamos al estacionamiento y Sheel se sorprende al vernos a las dos. —Hola, Sheel —lo saludo—, espero no te moleste que invita
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28.- Investigaciones
Entramos al apartamento y Dania va directo a la cocina. —Me muero de hambre, ese Sheel es un tacaño, ni siquiera nos ofreció ir a cenar —farfulla sacando todo para preparar un sándwich —. Milly. —¿Sí? —¿Crees que Dario está relacionado con…? —pregunta pensativa. —No, o no lo sé, tú lo conoces mejor que yo. —Creí conocerlo, pero, me enteré que le gusta el intercambio de parejas el otro día, cuando nos lo contó en la comida —me recuerda. —Pero tener diferentes gustos sexuales, no tiene porque estar mal, cuando no afectas a nadie y todos están de acuerdo. —Lo sé, cada quién puede hacer con su vida íntima lo que quiera, pero lo que le hicieron a Laura, es una barbaridad —gruñe poniendo los sándwiches sobre la mesa. —Iván, el hermano de Sheel, hizo mucho hincapié en que le gustaban las chicas con cara angelical, además tenía algo que me causaba incomodidad. —¿Crees que el dueño del bar se arriesgue a algo así? —cuestiona. —No lo sé, en este momento sospecho de todos los que
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29.- Confesiones incomodas
En estos días aprovecho para hablar con mi psicóloga, ya que me siento un poco ansiosa con el caso de Raider, además la pongo al tanto de todos los cambios que he tenido, estaba tan sorprendida que me hizo reír mucho con sus gestos cuando me escuchaba. Me felicitó por mi relación con Nathan y dijo que está muy orgullosa de todo lo que estoy haciendo. También me recomendó asistir a un ginecólogo para que me diera opciones de anticonceptivos, lo cuál hice al día siguiente al salir de la oficina, seleccioné la píldora, ya que me pareció una de las mejores opciones. Bartice me contó que habló muy seriamente con Azari y le explicó sin entrar en detalles porque se investigan esas apps y algunas cosas de los casos que hemos tenido, sorprendentemente lo entendió y espero que no vuelva a arriesgarse. Estos días me parecen eternos, me muero por que Nathan regrese, lo extraño demasiado. (…) Han pasado dos semanas y no tenemos noticias del club, estoy frustrada por haber pasado el caso, aho
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30.- Nathan de regreso
Sheel me mira con rencor, camina en mi dirección, aviento el teléfono sobre la cama y tomo el arma con las dos manos para apuntarle. —No des un paso más —le ordeno. —Pensé que eras diferente —resopla. —¡Quédate ahí! —le grito sin dejar de apuntar y se detiene a unos pasos de distancia. —Sabía que eras policía, te vi en algunas ocasiones con el uniforme —suspira—. Pero te pregunté porque quería ver si eras capaz de mentirme —se queda en silencio como si estuviera pensando—. No le dije a Iván que eras policía, porque no me imaginé que me ibas a utilizar para llegar a él —bufa—. Sólo por eso aceptaste ir conmigo al club, ¡me utilizaste! Está furioso, emana rabia por todos lados, su mirada parece fuera de sí y me mira con odio. —¿Por qué querría llegar a tú hermano? —le pregunto—. Ni siquiera lo conocía —le aclaro. —Seguramente sospechabas lo que ha hecho —me señala. —No sé de qué hablas Sheel. —Cuando llegaste aquí, pensé que por fin podría presentarle a Iván una chica como a
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