Hola mis bellas, aquí seguimos con las actualizaciones. Mil gracias por seguir conmigo y por sus comentarios. Nos vemos mañana, un abrazo.
Al salir, me enredo en la toalla y reviso mi closet para ver que puedo ponerme, en eso entra Dania a mi habitación. —Yo voy a vestirte esta noche —dice empujándome para empezar a buscar. Toma un vestido corto, en color negro, es ajustado y tiene un escote pronunciado, en el que tal vez no pueda mostrar mucho ya que no tengo. Me lo pongo y me gusta, no sé ve nada mal. Me maquilla resaltando mis ojos y con los labios rojos. —Te ves muy guapa —me halaga. —Y muy provocativa —agrego y sonríe. —Es la intención. Dejo mi cabello suelto con algunas ondas y estoy lista. Dania traía un vestido corto en color beige que le queda muy bien, le presto algunos accesorios, se arregla el cabello y se maquilla un poco más. —Ahora sí, estamos listas —asevera Dania guapísima. —Sheel nos está esperando en el estacionamiento. —Vamos, no lo hagamos esperar —me apura. Bajamos al estacionamiento y Sheel se sorprende al vernos a las dos. —Hola, Sheel —lo saludo—, espero no te moleste que invita
Entramos al apartamento y Dania va directo a la cocina. —Me muero de hambre, ese Sheel es un tacaño, ni siquiera nos ofreció ir a cenar —farfulla sacando todo para preparar un sándwich —. Milly. —¿Sí? —¿Crees que Dario está relacionado con…? —pregunta pensativa. —No, o no lo sé, tú lo conoces mejor que yo. —Creí conocerlo, pero, me enteré que le gusta el intercambio de parejas el otro día, cuando nos lo contó en la comida —me recuerda. —Pero tener diferentes gustos sexuales, no tiene porque estar mal, cuando no afectas a nadie y todos están de acuerdo. —Lo sé, cada quién puede hacer con su vida íntima lo que quiera, pero lo que le hicieron a Laura, es una barbaridad —gruñe poniendo los sándwiches sobre la mesa. —Iván, el hermano de Sheel, hizo mucho hincapié en que le gustaban las chicas con cara angelical, además tenía algo que me causaba incomodidad. —¿Crees que el dueño del bar se arriesgue a algo así? —cuestiona. —No lo sé, en este momento sospecho de todos los que
En estos días aprovecho para hablar con mi psicóloga, ya que me siento un poco ansiosa con el caso de Raider, además la pongo al tanto de todos los cambios que he tenido, estaba tan sorprendida que me hizo reír mucho con sus gestos cuando me escuchaba. Me felicitó por mi relación con Nathan y dijo que está muy orgullosa de todo lo que estoy haciendo. También me recomendó asistir a un ginecólogo para que me diera opciones de anticonceptivos, lo cuál hice al día siguiente al salir de la oficina, seleccioné la píldora, ya que me pareció una de las mejores opciones. Bartice me contó que habló muy seriamente con Azari y le explicó sin entrar en detalles porque se investigan esas apps y algunas cosas de los casos que hemos tenido, sorprendentemente lo entendió y espero que no vuelva a arriesgarse. Estos días me parecen eternos, me muero por que Nathan regrese, lo extraño demasiado. (…) Han pasado dos semanas y no tenemos noticias del club, estoy frustrada por haber pasado el caso, aho
Sheel me mira con rencor, camina en mi dirección, aviento el teléfono sobre la cama y tomo el arma con las dos manos para apuntarle. —No des un paso más —le ordeno. —Pensé que eras diferente —resopla. —¡Quédate ahí! —le grito sin dejar de apuntar y se detiene a unos pasos de distancia. —Sabía que eras policía, te vi en algunas ocasiones con el uniforme —suspira—. Pero te pregunté porque quería ver si eras capaz de mentirme —se queda en silencio como si estuviera pensando—. No le dije a Iván que eras policía, porque no me imaginé que me ibas a utilizar para llegar a él —bufa—. Sólo por eso aceptaste ir conmigo al club, ¡me utilizaste! Está furioso, emana rabia por todos lados, su mirada parece fuera de sí y me mira con odio. —¿Por qué querría llegar a tú hermano? —le pregunto—. Ni siquiera lo conocía —le aclaro. —Seguramente sospechabas lo que ha hecho —me señala. —No sé de qué hablas Sheel. —Cuando llegaste aquí, pensé que por fin podría presentarle a Iván una chica como a
Al llegar a los apartamentos, nos encontramos al detective Hinckey. —Harper, Blake —nos saluda. —Hinckey —le responde el saludo Nathan. —Vamos a revisar el apartamento de Sheel —nos informa—, nos llevaremos algunas de sus cosas para la investigación. —¿Hay novedades? —indaga Nathan. —Espera a que tengamos los informes de las computadoras del club, no vas a creer todo lo que encontramos —responde y me mira—. Gracias agente Harper, le aseguro que con su ayuda, sacamos a algunas lacras de las calles. —¿Tanto así? —cuestiona Nathan. —Laura aparece en un video, aún no he confirmado quién es Raider y prefiero no especular, pero tendré más información cuando terminemos las investigaciones, hay mucho por revisar, esos tipos son unos dementes. —Perfecto, no dejes de avisarnos, por favor —le pide y el detective asiente. Nos despedimos y subimos. —En algún momento, pensé que Raider podría ser Dario —menciono y Nathan me mira. —No lo creo y realmente espero que no esté involucrado, no
Escucho música y abro los ojos, estoy sola en la cama y al mirar el reloj, me doy cuenta que son las 6 de la mañana, dormí demasiado, aunque ayer fue un día complicado. Me pongo de pie, entro al baño para cepillarme los dientes, hago mis necesidades, me adecento un poco y sigo la música. Nathan está haciendo ejercicio, me quedo en la puerta por unos minutos mientras lo observo golpeando un saco de boxeo. Trae un short gris, está descalzo, su cabello está húmedo y se deslizan algunas gotas de sudor por su espalda. Da golpes contundentes y puedo notar la fuerza de sus brazos, sólo de imaginarlos a mi alrededor, un cosquilleo me recorre el cuerpo y termina en mi centro palpitando ansioso, decir que estoy babeando se quedaría corto. —Futura señora Blake, me está poniendo nervioso —bromea, pero sigue golpeando el saco. —No sé si me gustas más haciendo ejercicio o cepillando un caballo —murmuro y sonríe. Me acerco y lo abrazo por la espalda. —Estoy sudado, pastelito —me advierte. S
Llego a las oficinas y Dario no está en la recepción. Es la hora de comer, así que no creo encontrar a nadie. Entro, dejo el arma en la caja de seguridad y me voy a mi área de trabajo. Respiro profundo y sonrío, tengo que revisar los mensajes de mis redes y debo estar preparada para lo peor, como siempre. Empiezo revisando los perfiles de las chicas, ahí es donde los mensajes suelen ser más crueles. Critican unas piernas delgadas, dientes torcidos, un maquillaje que está mal a los ojos de las chicas expertas. Ni hablar de la ropa, los comentarios son más directos, hasta un punto en el que quieren decirte como debes vestirte para lucir mejor. Todos esos comentarios nunca faltan, hasta en los que tengo como menor, y eso que ahí no pongo fotografías, solo algunas imágenes, pero siempre hay algo que “señalar” o “sugerir”. Parece que en el internet hay expertos para todo, y les gusta lucirse para subir su enorme ego, dejando mal o humillando a otras personas. Siempre que leo todo est
Nos unimos a la llamada y todos están muy contentos, ya están haciendo planes para la boda, incluso los padres de Nathan ofrecen el rancho para tener ahí la celebración, además, aprovechan para invitar a mi padre y a Irina a pasar unos días allá, ellos aceptan encantados y prometen hacerlo en cuanto Nathan y yo, tengamos algunos días libres para acompañarlos. El resto de la noche transcurre entre risas y anécdotas, parece que ahora sí, mi padre está más tranquilo. Después de unas horas nos despedimos de la familia de Nathan, mi padre e Irina también se van a descansar. —¿Estuvo muy fuerte el interrogatorio? —le pregunto a Nathan mientras estamos sentados en el sofá. —Creo que lo normal, cualquier padre preocupado por el futuro de su hija, preguntaría de todo. —Estoy feliz de que aceptara. —Yo también, aunque si no lo hubiera hecho, estaría insistiendo sin dejarlo dormir por el tiempo necesario —comenta con diversión. Suspiro y me recargo sobre su hombro. —Hablé con Enzo —dice