Aurora, que espera afuera de la estación a Adriana, no deja de recibir llamadas de Ares, que manda a buzón, pues después de pensar toda la noche en sus sentimientos, sigue más confundida que antes.Que le podría decir a su esposo, después de comportarse como una lanzada, que se acostó con él y ahora lo ignora, por qué ni siquiera sabe si su amor era tan grande por él, como para perdonarle todo lo que hizo en el pasado. Además, ¿podía confiar realmente en él? Era verdadero su cambio?, ¿o algo del antiguo Ares aún quedaba en su interior? La verdad es que no quería arriesgarse. No quería arriesgarse a sufrir nuevamente por él. Tenía miedo de equivocarse y salir lastimada nuevamente. No estaba segura de si sus acciones presentes podían borrar sus acciones pasadas, y sabía que debía dar un salto de fe e ir por él, si lo quería, como le había aconsejado Adriana, pero era una decisión que debía pensársela bien, después de todo, no es fácil entregarle el corazón, a quien una vez te humilló
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