Ares se echa a la cama boca arriba, confundido por sus acciones. Pues él suele ser muy frío y calculador. Jamás actúa en caliente, pero últimamente es preso de su ira, «¿Realmente es tanto el odio que tengo por esa joven?» —Piensa, mientras llama a Lina, quién no le contesta el teléfono ni una sola vez. —¡Es extraño!, ¿habrá pasado algo? —Piensa de inmediato, ya que Lina siempre tenía el teléfono a la mano, y nunca, en 2 años de trabajar con él, le había dejado de contestar. Toma un suéter y una pantaloneta, y decide bajar a la cocina por algo de comer, pero apenas observa restos de la comida que él mismo tiró al suelo, un sentimiento de arrepentimiento lo invade. —¡Se lo merece!, no tengo por qué sentirme mal... —Se repite en voz alta un par de veces. Baja a la cocina y busca en el refrigerador algo que le provoque, sin embargo, pierde el apetito, apenas escucha un llanto desconsolado, viniendo de la habitación, continúa. Se acerca a la puerta, y escucha claram
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