Naiara El mundo había cambiado y mucho más rápido de lo que había imaginado. Y, sin embargo, había cosas que se habían convertido en lo más usual para mi vida. Yo despertaba inmediatamente en sus brazos, podía sentir la brisa fría que era su piel, y escuchar el sonido de su corazón, y yo recordaba esa vez que casi lo perdía, el cómo mi oído se afinó para escuchar ese suave latido. Habían sido momentos difíciles y hay situaciones que no se pueden olvidar tan fácilmente. Jamás olvidaré que esta felicidad que tengo ahora costó sangre, sudor y lágrimas y que por poco no la tenía. —Quería dejarte dormir un poco, todos saben que mereces un descanso— dice él que de seguro hace ya bastante tiempo que está despierto. Mi esposo se queda ahí, usualmente a primeras horas de la mañana, acostado conmigo, acariciando mi espalda. Un pequeño momento en silencio donde él está conmigo. Él lo llama su “momento de seguridad” esas primeras horas de la mañana, donde todo está bien, donde yo estoy e
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