Clara no llevaba vestido complejo de noche sino llevaba un traje negro, diseñado por ella misma. En su pecho había un broche de otro diamante amarillo fabricado por Alexa, la famosa diseñadora de joyas. Apreció con gallardía y vitalidad. Era su estilo típico. Superó a las damas y las señoritas fácilmente. Ellas, eran princesas que llevaban a los más extremos límites del mimo. Y Clara, ¡siempre era la reina dominante! Cuando Beatriz vio que Clara se convertía en el foco de todos, la odiaba a muerte. Justo en este momento inoportuno, las dos damas que estaban a su lado estaban mirando desde arriba abajo a Clara y conversando mucho. ¡Dios mío! ¿De qué familia es la señorita? ¡Qué elegante! Por suerte es joven. De lo contrario, creía que sería la presidente de algún grupo. ¡Su aura es más poderosa que la de los hombres! ¿Has visto aquel broche? Era la obra de colección diseñada por Alexa, ¡el Crepúsculo de los Dioses! Hace tres años uno quiso ocuparla con cien millones, ¡pero
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