Capítulo66
La cara de Alejandro estaba hosca otra vez y cerró con más fuerza sus labios.

Había dado el precio de nueve millones. Seguramente no era difícil dar diez millones.

Irene de repente bajó la mano no porque no pudiera pagar sino porque quería abandonarla.

¡Ella lo hizo así a propósito!

Pero no podía decir más, porque nadie obligó a Beatriz a comprar esta pintura a un precio tan alto. Todo era su voluntad.

Pasaron unos artículos de subasta y Clara era muy calma, que no levantó su mano.

Mientras que Alejandro tampoco levantó la mano porque solo quería comprar el sillón medieval hecho de madera de dalbergia odorífera, así que se resistió a entrar en acción.

El siguiente artículo de subasta era un par de ornamentos hechos de esmeralda donados por Ema en nombre del Grupo Hernández. El precio fijado era de dos millones.

Clara movió la cabeza de la izquierda a la derecha con desprecio.

Prefería pujar por la primera producción en vez de dos piedras tontas a un precio alto. Quien
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