Clara no llevaba vestido complejo de noche sino llevaba un traje negro, diseñado por ella misma. En su pecho había un broche de otro diamante amarillo fabricado por Alexa, la famosa diseñadora de joyas. Apreció con gallardía y vitalidad. Era su estilo típico. Superó a las damas y las señoritas fácilmente. Ellas, eran princesas que llevaban a los más extremos límites del mimo. Y Clara, ¡siempre era la reina dominante! Cuando Beatriz vio que Clara se convertía en el foco de todos, la odiaba a muerte. Justo en este momento inoportuno, las dos damas que estaban a su lado estaban mirando desde arriba abajo a Clara y conversando mucho. ¡Dios mío! ¿De qué familia es la señorita? ¡Qué elegante! Por suerte es joven. De lo contrario, creía que sería la presidente de algún grupo. ¡Su aura es más poderosa que la de los hombres! ¿Has visto aquel broche? Era la obra de colección diseñada por Alexa, ¡el Crepúsculo de los Dioses! Hace tres años uno quiso ocuparla con cien millones, ¡pero
Los ojos de Clara eran fríos y le puso los ojos en blanco. Alejandro había visto la acción crapulosa de Rodrigo y se quedó muy descontento. Hombre, ¿cómo me he comportado? Rodrigo regresó con sonrisa al lado de Alejandro y le chocó con su codo. Muy bien, si vuelves a hacerlo otra vez… Alejandro le echó una mirada fría de reojo a él. Te tajaré. Rodrigo se quedó sin esperanzas de vida. ¿Qué he hecho? Para mí es más difícil tratar contigo que cientos de novias que he tenido. Muy pronto, se expuso el primer artículo de subasta ante los presentes. Se trataba de una pintura al óleo de paisajes de la Edad Media. La pintura favorecía los matices y la intensidad de los colores. Era una obra buena. Su autor no era famoso, así que el precio original era solamente un millón. Alejandro no tenía ningún interés por la pintura. Sin embargo, bajo la influencia imperceptible del abuelo y del padre, él podía ser un medio experto. Solo con un vistazo sabía que había una igual en el estudio de
La cara de Alejandro estaba hosca otra vez y cerró con más fuerza sus labios. Había dado el precio de nueve millones. Seguramente no era difícil dar diez millones. Irene de repente bajó la mano no porque no pudiera pagar sino porque quería abandonarla. ¡Ella lo hizo así a propósito! Pero no podía decir más, porque nadie obligó a Beatriz a comprar esta pintura a un precio tan alto. Todo era su voluntad. Pasaron unos artículos de subasta y Clara era muy calma, que no levantó su mano. Mientras que Alejandro tampoco levantó la mano porque solo quería comprar el sillón medieval hecho de madera de dalbergia odorífera, así que se resistió a entrar en acción. El siguiente artículo de subasta era un par de ornamentos hechos de esmeralda donados por Ema en nombre del Grupo Hernández. El precio fijado era de dos millones. Clara movió la cabeza de la izquierda a la derecha con desprecio. Prefería pujar por la primera producción en vez de dos piedras tontas a un precio alto. Quien
Porque su corazón ya está ocupado por otra. Así que a veces, Alejandro incluso creía que, si estaba con él, desperdiciaría su vida y su belleza. La vista de Alejandro bajó sin ningún motivo y finalmente se fijó en la muñeca delgada de Clara. Como esperaba, todavía llevaba la pulsera de jade que le había regalado el abuelo. Aunque no armonizara con su vestimenta de hoy, no quería quitársela. Parecía que le encantaba verdaderamente esa pulsera. Alejandro entrecerró sus ojos y su corazón perdió medio latido. Las tazas de barniz azul hechas en la Edad Media causaron una puja feroz. El subastador casi no podía atenderlos. ¡Diez millones! ¡Veinticinco millones! ¡Veintisiete millones! ¡Cuarenta millones! Alejandro levantó con elegancia la tarjeta de número y dijo con sus labios finos un número que era el más alto del salón. Todos los presentes se quedaron atónitos. Clara se sorprendió sigilosamente y lo miró inconscientemente.¡Cabrón! No tenía buen gusto para elegir mujere
Esta mujer bella y misteriosa, arrogante y copetuda, atrajo la vista de todos y les sorprendió al hablar. Mamá, yo… ¿lo he oído mal?Leona se quedó con baca abierta e increíble con eso. Esa mujer de campo, ¿pujó con sesenta millones? ¿Cómo se atrevió a comprarlo con un precio tan alto? ¿Finge ser rica? Ema se quedó allí y no dijo ni una palabra, pero su mirada indiferente y odiosa siempre estaba fija en la espalda de Clara. De repente, Ema recordó algo. Sus ojos se movieron rápidamente. Miró hacia la dirección de Leticia y rio en silencio. Hija de puta. Quería ascender rápidamente y convertirse en una verdadera princesa, pero no sabía si podía mantenerlo con estabilidad y perseverancia. ¡Setenta millones! Dijo Alejandro. Levantó lentamente la tarjeta con su mano delgada. La luz iluminó su figura esbelta, de la que nadie podía desviar su vista. Elevó directamente el nivel del precio. Los que antes no querían abandonarlo ahora tuvieron que abandonar. Setenta y cinco millones.
En ese instante, Beatriz se quedó pálida como si hubiera tenido un accidente. Ana también estaba asustada y se quedó congelada. Mamá, ¿qué pasó? Beatriz, sudando, preguntó con ira: ¿No habías vendido ese collar? ¿Por qué ahora apreció en la subasta? Yo, en efecto yo lo había vendido. ¡Cómo es posible! — murmuró Ana, desconcertada. ¿Qué hacemos ahora? Alejandro se sienta en la primera fila. ¿Qué pensará de mí si ve el collar regalado estar en el escenario? ¡Se enfadará conmigo sin duda! — Beatriz estaba que se subía por las paredes. Estaba tan preocupada que casi iba a llorar. ¡No pasa nada! No es posible que solo haya uno en el mundo. A lo mejor es uno muy parecido al tuyo. ¡Pero solo hay uno en el mundo! El subastador acaba de presentarlo. Es el mismo collar que me regaló Alejandro. ¿Cómo puedes conseguir mentirle con estas palabras? En ese momento las dos estaban pensando mucho. Beatriz estaba pensando cómo se lo explicaría a Alejandro.Y Ana estaba pensando por qué aparec
En el pasado, Clara comprendía el mundo a fondo, pero no lo sofisticaba. Era asusta, pero también ingenua. Siempre fue mimada por la familia Pérez y despreciaba el uso de trucos. Pero desde que se convirtió en la nuera de la familia Hernández y se separó de Alejandro, ¿por qué ahora su mente está llena de intriga y trucos? Recordó cuando el Corazón de la Llama fue subido al escenario, el aspecto de tristeza y desesperanza de Alejandro. En aquel momento creía que había hecho algo mal. En realidad, ella podía fingir no haber visto aquel collar por completo. No hacía falta que lo hubiera colocado en el escenario de subasta para humillarlo ante el público. Pero ella estaba renuente. No era porque se había divorciado de Alejandro y murió el amor que persiguió durante trece años. Ella ya lo aceptó. Sino porque creía que Alejandro era muy inteligente, ¿por qué no vio claramente que su amor no era una buena mujer? Ya me he metido donde no me habían llamado. ¡No haga eso la próxima
Clara contuvo la respiración al romperse la pulsera.El regalo que su abuelo le había dado, la pulsera que ella adoraba, ¡fue destrozada sin esfuerzo por Beatriz!En un instante, una furia ardiente invadió su corazón y Clara deseó despedazar los huesos de Beatriz uno a uno, como esta pulsera destrozada.—¡Beatriz!— Clara gritó furiosamente con los ojos enrojecidos.Beatriz se sobresaltó, pero luego pensó en culpar a Clara.—Irene, fui yo quien rompió la pulsera. ¿Qué puedes hacerme?Aquí solo estamos tú y yo. Si digo que tú querías dañarme, adivina, ¿a quién creerá Alejandro?Beatriz esbozó una sonrisa maliciosa, tomó los fragmentos de la pulsera de jade de la encimera y extendió su delicada muñeca.Clara supo de inmediato lo que Beatriz iba a hacer. Inhaló bruscamente, a punto de detenerla, pero ya era demasiado tarde.Ella observó impotente cómo Beatriz se cortaba la muñeca con los trozos de jade. Tal vez por su falta de experiencia en autolesiones, evitó la arteria, pero sufrió una