El frío era penetrante, el cielo despejado no mostraba estrellas. El Mercedes Benz se detuvo en Villa del Mar, Alejandro bajó solo del auto y le dijo al conductor: —Lleva a César de vuelta, yo entraré por mi cuenta, no es necesario que me sigas.—Pero Alejandro, cuando acabábamos de llegar, hubo varios truenos fuertes en el cielo, va a llover—César no pudo evitar preocuparse, —El camino desde la puerta principal hasta la villa es bastante largo, déjeme llevarlo.—No es necesario.Alejandro frunció el ceño con melancolía, sus dedos tiraron suavemente del nudo de su corbata Windsor, —Siento algo de opresión en el pecho, quiero caminar solo. Vete de vuelta.—Sí, Alejandro.César se apoyó en la ventana del auto, mirando ansiosamente a Alejandro hasta que el automóvil desapareció por completo en la oscuridad de la noche.Alejandro suspiró profundamente, se volvió y comenzó a caminar hacia la mansión. Sin embargo, antes de dar dos pasos, un trueno estruendoso resonó en el cielo. Empezó a llo
Leer más