Alejandro le daba la espalda, su corazón dio un vuelco y sus labios se curvaron involuntariamente hacia arriba. Sin embargo, en ese momento, no tuvo el valor de enfrentarla.Pol apretó los labios, una sombra de oscuridad cruzó sus ojos. Aunque Clara y Alejandro se habían divorciado, y lo habían hecho en términos poco amigables, la situación había sido catastrófica. Aun así, él sentía claramente que entre ellos seguía existiendo una red de emociones intrincadas y sutiles, que los unía de manera casi imperceptible.—Alejandro, aclara las cosas antes de irte—Clara avanzó fríamente un paso hacia adelante, clavando su mirada en la espalda erguida del hombre, —No sigas viniendo a mi casa a escondidas. Temo que tenga pesadillas por la noche.Se hizo nudo en la garganta, Alejandro tembló, se volvió hacia ella y dijo palabra por palabra: —No es nada, solo que estos días he estado sufriendo de insomnio.Clara frunció ligeramente el ceño, sin entender cómo su búsqueda en Valencia tenía relación c
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