Y mientras Max escuchaba la preocupada voz de la persona que estaba del otro lado de la línea, supo que era su momento, que justamente, como si la vida le estuviera dando la revancha, él estaba por tomar lo que era suyo.Mirando a Salomé frente a él, viendo en ella solo inteligencia y elegancia, se dio cuenta que él no podía actuar de esa manera. No podía ser tan insensato cuando les había costado demasiado llegar hasta ahí, él mejor que nadie sabía lo mucho que Salomé había planeado su venganza par que viniera él y en un solo abrir y cerrar de ojos terminara con todo eso. — ¿Usted es abogado, cierto? —Preguntó la mujer de manera ansiosa.—Sí, soy abogado.—Puede ayudar a mi hijo, ¿cierto? Él no hizo nada, puedo meter las manos al fuego y decir que él no hizo nada, estoy segura.—En este momento voy para allá.—Por favor, venga rápido, mi hijo, mi hijo y mi nieto, se los han llevado… por favor —. Max colgó la llamada sin poder creer lo que acababa de escuchar.— ¿Qué fue lo que pa
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