Diana llegó con Victoria, Nathan y Gabriel a casa de sus suegros.Ya lo había intentado antes con su madre, pero había fingido tener demencia y no recordarla para no cuidarle a los niños.La niñera no podía controlar a los cinco por mucho tiempo y a Diana le costaba encontrar personas de confianza para dejarle a sus hijos un par de días.Solo dos, no necesitaba más, quería tener un poco de intimidad con su esposo antes de que el ogro que vivía en él se hiciera más insoportable.Cada vez que lo intentaban alguno de sus hijos aparecía en la habitación.La noche anterior fue Victoria diciendo que tenía miedo y se colocó entre ambos hasta que salió el sol.—¿Qué haces aquí? —gruñó su suegra apenas la vio, pero le cambió el rostro en cuanto vio a los niños—. ¿Vienen a ver a los abuelos? Nos extrañaban, ¿cierto?Nathan iba a ser tan sincero como siempre y soltar algo que estropeara que la odiosa mujer quisiera pasar un tiempo con ellos, pero Diana le cubrió la boca.—Sí, estaban como locos p
Leer más