Capítulo veintiocho. Una mañana inesperada
«¡Assim Bashar!»Assim se giró para ver a Zaida parada en la puerta de su habitación con los ojos llenos de furia y el rostro desencajado.—Señora, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó, tratando de recuperarse de la sorpresa, pues la mujer jamás se había atrevido a irrumpir en su habitación.Zaida miró a Assim y parpadeó un par de veces, mirando los documentos que el hombre tenía en la mano.—¿Estás solo?—Completamente, solo, mi señora, no debería estar aquí —le respondió y recordó Assim al mismo tiempo.Zaida se sonrojó ante las palabras de Assim, aun así, miró sin discreción a todos los lados de la habitación con el fin de encontrar a Jenna, pero no había rastro alguno de su hija.—Mi señora —llamó Assim, dejando los documentos sobre su escritorio y caminando sin llegar a acercarse a la mujer del todo—. ¿Puedo saber el motivo de su presencia sin la compañía de una doncella? —preguntó.Una nueva ola de enojo se abrió paso por el cuerpo de Zaida, que no tenía nada que ver con Assim, si
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