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Todos los capítulos de La esposa rebelde del Árabe: Capítulo 21 - Capítulo 30
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Capítulo veintiuno. Invitación
Sienna sonrió al escuchar las palabras de Hasan y cualquier duda que aún tuviera en el fondo de su corazón, quedó disipado por completo ante aquella declaración.Hasan cerró la puerta y se giró para encontrarse con Sienna y una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.—¿Estabas espiándome? —preguntó él acercándose a ella.Ella negó.—No podía seguir en la cama si tú no estás en ella —respondió lanzándose a los brazos de Hasan.—Me encantaría pasar el día contigo, pero del deber me llama, además, tendrás que salir de compras.—¿Compras?—Jahir nos ha invitado a su boda y no podemos faltar, sería descortés de nuestra parte y menos cuando el señor Ayad también nos ha extendido una cordial invitación —comentó.Sienna no creía que fuera cordial, seguramente el señor Ayad Ali quería insistir a Hasan para aceptar el contrato y a una de sus hijas como esposa. Los celos nacieron en el corazón de Sienna como veneno y no le gustó para nada el sentimiento.—¿Qué piensas? —preguntó Hasan al verla ca
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Capítulo veintidós. El dolor de la traición
«¡Assim!»El grito de Hasan resonó en la habitación. La pareja se separó como si un rayo les hubiese atravesado. Jenna cambió de color al ver el rostro furioso de su hermano.—Señor…—el consejero estaba petrificado al ver a su jefe delante de él.—¿Qué significa esto, Assim? —preguntó, él evitó mirar a su hermana, porque no estaba seguro de su proceder.—Señor, yo… —Assim no encontraba las palabras adecuadas para expresarse, estaba en shock.—¡Me has traicionado, Assim! —gritó furioso, caminando como un leopardo y asechando a su presa.Hasan tomó a Assim por el cuello y lo arrinconó a la pared más cercana.—¿Cómo has podido hacerme esto? —preguntó acercando su rostro al de su consejero.—¡Hasan, por favor no le hagas daño! —pidió Jenna atreviéndose a tocar el brazo de su hermano.Hasan giró el rostro, no reconocía a su hermana.—¡¿Qué es lo que pretendes, Jenna?! —gritó y preguntó al mismo tiempo.—Déjalo y habla conmigo, por favor —suplicó.Hasan estampó un golpe sobre el rostro de A
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Capítulo veintitrés. No sé si es amor
«Te amo»«Te amo»Hasan miró a Sienna de manera intensa, ella nunca le había dicho aquellas simples y profundas palabras, habían hecho el amor tantas veces, pero sus labios no habían pronunciado aquel “te amo” y él jamás imaginó que tan profundo podía llegar a sentir al escucharlo.—Puedes cerrar los ojos a la realidad, Hasan, pero no a la verdad —dijo Sienna luego de que él no reaccionara ante su confesión.Hasan parpadeó cuando Sienna se alejó de él con intención de abandonar la habitación.—¡Sienna! —gritó, haciendo que ella se detuviera frente a la puerta, pero sin girarse.—Aunque los separes, aunque envíes a Jenna lejos o castigues a Assim, no podrás evitar que ellos se amen —pronunció Sienna girando el pomo de la puerta.Sin embargo, no llegó a salir, las manos de Hasan se aferraron a su cintura.—No te vayas —pidió, enterrando el rostro entre el cuello y los hilos de oro de Sienna.—No puedo quedarme y compartir la cama con un hombre que no es capaz de sentir el dolor ajeno. Q
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Capítulo veinticuatro. Anuncio
El corazón de Sienna se sintió cálido ante el contacto, incluso podía jurar que sentía el corazón de Hasan latir contra su propio pecho, era una sensación abrumadora, pero tan perfecta que no deseaba por nada del mundo alejarse de él.—Amarte no es lo mejor, pero es perfecto —susurró Sienna…—¿Te arrepientes? —preguntó Hasan sintiendo que su corazón iba a detenerse.—Me he arrepentido de muchas cosas en mi vida, Hasan, pero estoy segura de que jamás me arrepentiré de amarte. Te amo así, con tus defectos y virtudes —dijo separándose de él, mirándolo a los ojos y acariciando su mejilla.—Sienna… —pronunció el Emir cerrando los ojos al sentir las caricias de su esposa recorrer cada rincón de su rostro hasta que la yema de sus dedos acarició sus labios y él no tuvo ningún reparo en abrir la boca y succionar aquellos dos dedos que lo tentaron.Sienna gimió al sentir la húmeda y cálida lengua acariciar sus dedos, por la manera que lo succionaba y lamía. Una corriente eléctrica corrió por su
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Capítulo veinticinco. ¡Su nombre es Sienna Rafiq!
«Nuestra casa se complace en hacer partícipes a todos ustedes de la boda de mi hijo, Hasan Rafiq y mi sobrina política Nayla Najdi»«La boda de mi hijo, Hasan Rafiq, y mi sobrina política Nayla Najdi»«Hasan Rafiq y mi sobrina política Nayla Najdi»El salón estalló en vítores y felicitaciones, mientras Hasan miraba a Sienna, ella intentó alejarse, pero él no se lo permitió.—No te atrevas a dar un solo paso más —dijo, sosteniendo su mano y aferrándose a ella.—¿No has escuchado lo que tu madre ha dicho? —preguntó casi ahogándose con sus palabras y con el corazón apretándose dentro de su pecho. Era una sensación horrible y un miedo atroz le recorrió el cuerpo.—He escuchado perfectamente.—¿Y no piensas decir nada? ¿No vas a negar esa unión? —cuestionó Sienna con el corazón roto.—Tranquila, Sienna, recuerda mi promesa —susurró, pero Sienna no podía pensar en nada más que en aquel anuncio oficial y delante de tanta gente.El corazón se le hundió dentro del pecho mientras miraba a Nayla
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Capítulo veintiséis. No eres el hombre que pensé
Hasan salió de la habitación con la intención de encontrar a Sienna, no quería pensar en todas las ideas que podía estar pasando por la cabeza de su esposa, él no iba a permitirle siquiera dudar de su palabra.—Hasan —la voz temblorosa y el cuerpo de Nayla le impidió avanzar hacia su objetivo. De todas las personas que deseaba ver a hora, su prima no era una de ellas.—Apártate, Nayla —ordenó, ella bajó la cabeza, pero no se movió.—Necesitamos hablar, Hasan.—No hay nada que decirnos, mi madre y tú se han equivocado totalmente si creen que un anuncio oficial podrá obligarme a hacer algo que no deseo —atacó sin piedad.Hasan estaba lo suficientemente molesto por las acciones de su madre y el hecho de que Nayla lo aceptara, lo hacía mucho peor.—Yo no decidí nada, solo me queda obedecer. No me culpes por favor —rogó.—Ahora mismo no tengo palabras buenas para decir y si insistes en retenerme solo conseguirás palabras hirientes de mi parte y te aseguro que no podrás olvidarlas jamás —re
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Capítulo veintisiete. Entre la espada y la pared
Farid se puso de pie y cambió su semblante a uno serio.—¿Qué hombre pensaste que era? —cuestionó mirando a Callie detenidamente.—No quiero hablar contigo.—Te guste o no, tendrás que hacerlo.—¡No puedes obligarme a hacer algo que no quiero! ¡No hablaré con un hombre que solo me ha usado para sus propios planes! —gritó Callie perdiendo la paciencia.Farid se apartó de la cama y la joven salió de tras de él, teniendo una ligera esperanza en el corazón, deseando que todo fueran ideas suyas, pero él se mantuvo callado, cosa que desesperó a Callie.—Niégalo, Farid. Dime que no te acercaste a mí sabiendo que era la amiga de Sienna y que no me hiciste todas esas preguntas para saber de ella y las condiciones de su matrimonio —pidió.Farid se alejó otro paso de ella, pues desde el momento que ambos subieron al avión había sabido quien era Callie Costner y cuál era su motivo de viaje a Los Emiratos, incluso había despedido al capitán de su avión privado para volver en un vuelo comercial.Sa
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Capítulo veintiocho. Una mañana inesperada
«¡Assim Bashar!»Assim se giró para ver a Zaida parada en la puerta de su habitación con los ojos llenos de furia y el rostro desencajado.—Señora, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó, tratando de recuperarse de la sorpresa, pues la mujer jamás se había atrevido a irrumpir en su habitación.Zaida miró a Assim y parpadeó un par de veces, mirando los documentos que el hombre tenía en la mano.—¿Estás solo?—Completamente, solo, mi señora, no debería estar aquí —le respondió y recordó Assim al mismo tiempo.Zaida se sonrojó ante las palabras de Assim, aun así, miró sin discreción a todos los lados de la habitación con el fin de encontrar a Jenna, pero no había rastro alguno de su hija.—Mi señora —llamó Assim, dejando los documentos sobre su escritorio y caminando sin llegar a acercarse a la mujer del todo—. ¿Puedo saber el motivo de su presencia sin la compañía de una doncella? —preguntó.Una nueva ola de enojo se abrió paso por el cuerpo de Zaida, que no tenía nada que ver con Assim, si
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Capítulo veintinueve. Una brecha entre los dos
«¡Tienes que casarte con mi hija, Hasan, la has deshonrado!»El grito del hombre resonó en la cabeza de Sienna, la joven se abrió paso y entró a la habitación para encontrar a su marido en la cama con otra mujer.El corazón se Sienna se estrujó dentro de su pecho, gruesas lágrimas acudieron a sus ojos y se derramaron por sus mejillas.—Hasan —susurró, con la voz y los labios temblorosos, mientras el dolor se abría paso por su cuerpo.Hasan estaba confundido, todo en su cabeza no era más que imágenes revueltas, pero la voz de Sienna atrajo su atención y el corazón se le rompió al verla parada delante de él con el llanto mojando su rostro.—Sienna —murmuró.Zaida miró con regocijo la presencia de Sienna en la habitación, mientras se paraba junto a los padres de Nayla, quién cubría su cuerpo desnudo con falsa modestia.—Ya no existe razón para no llevar a cabo esta boda, Hasan, te has llevado la pureza de mi hija y eso es algo que solo puedes arreglar convirtiéndola en tu esposa —soltó A
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Capítulo treinta. Un beso con sabor a sal
Hasan salió de la habitación como alma que llevaba el diablo, no iba a tener paz hasta encontrar la punta del hilo en todo ese enredo. Sin embargo, estaba muy seguro de que no iba a casarse con Nayla por nada del mundo y menos cuando tenía la completa seguridad de que todo era una trampa y tal como se lo había dicho a su madre. Iba a encontrar al responsable o responsables y los haría pagar, les haría lamentarse por sus acciones y cobraría con creces el sufrimiento y llanto de Sienna. Los siguientes días pasaron y en el palacio era como si hubiese muerto alguien de la familia, todo era silencioso, el ambiente era denso y oscuro, nadie se atrevía a levantar la voz. Hasan miró la puerta de su habitación, Sienna se negaba a hablar y él estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba. —Callie —llamó, cuando la chica salió de la habitación. —Hasan. —¿Cómo está? —preguntó. Callie suspiró. —Apenas ha querido comer, Sienna no está bien y me temo que termine enfermando. Tienes que hacer
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