Rachel lo miró extrañada, pero eso no le impidió brindarle una sonrisa al amable señor que le hacía una leve reverencia.—Sí, soy yo —le dijo sonriendo.—Pues entonces bienvenida, señora Anderson —le dijo amablemente— Soy Albert, el guardia y conserje de este edificio. No dude en llamarme si necesita cualquier cosa, en su apartamento tiene los numero de emergencia en la cocina, allí también esta el mio.—Gracias, Albert. Lo tendré muy en cuenta.Estaba tan complacida del trato que le daban, quizás era algo a lo que tenía que acostumbrarse porque normalmente a ella, ni a nadie de clase media o menos, le daban un trato así.El conserje y guardián hizo otra reverencia y les indicó el camino. Llamaron al ascensor y subieron, el apartamento quedaba en el piso 25 y tenía una vista maravillosa desde allí, incluso se veía una parte del Parque Central.La chica de la inmobiliaria abrió la hermosa puerta de color blanco crema y entraron. Rachel se quedó de una pieza nada más al entrar, nunca se
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