Frente a una gran casa, el portón ya se desplegaba. Mientras él manejaba hasta el interior.En cuanto estacionaron, él levantó la palanca de freno. Briana, salió por la puerta, y mientras desabrochaba a Emma, él tomaba la silla de ruedas que se encontraba en la parte de atrás, y con bastante agilidad sosteniéndose solamente de sus brazos, bajaba.Brianna lo miró sorprendida. No podía creer la agilidad con la que se manejaba ese hombre. Si no lo creería, parecía que alguien lo hubiera ayudado a bajar y ponerse la silla de ruedas. En realidad sus pensamientos estuvieron rondando sobre eso durante todo el viaje. Preguntándose si acaso ella tendría que ayudarlos, si podría con el peso de aquel hombre tan musculoso. No obstante, se había equivocado y él como si fuera un peso pluma, se había manejado con agilidad. Briana, al llegar a la casa, vio a su madre y solamente la abrazó.Ambas llegaron al interior de la habitación, hablando sin parar de lo que habían hecho durante el día. Al día s
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