Alexandra Guzmán. —Lo deseo, pero cuando empiece no pararé, Alexandra. —mencionó sin dejar de mirar mi trasero—. Puede que te lastime. —dijo con voz ronca, excitado, provocando que mi cuerpo se estremeciera y el manojo de nervios en mi entrepierna me hiciera retorcer debido a la necesidad que sentía de tenerlo acariciándome, besándome, follándome.—Puedo correr ese riesgo, lo sabes. —susurré volviendo a la posición en la que estaba, esta vez, levantando un poco más el trasero e inclinándome más adelante, pegando mi cabeza a la cama. Sentí los pasos de Greco acercándose nuevamente a la cama, una de sus rodillas se pegó a la cama, cerca de mis piernas, respiré hondo y dejé escapar un jadeo… me removí en la cama cuando sentí una de sus manos golpear fuerte mi glúteo, la sensación electrizante que recorrió mi cuerpo provocó un choque de emociones que se esparció por cada una de mis terminaciones nerviosas.—Si quieres detenerte, solo dilo. —dijo él de manera ronca, casi que se le dific
Leer más