48 UNA AVENTURA HELADACon el helado en una bolsa de plástico Yagiz, y Serem subieron tomados de la mano. Ella no se imaginaban se que iban las ideas de Yagiz, y por supuesto solo imaginaba que comerían el postre antes de irse a la cama. Aun no tenía la agudeza para saber que un hombre puede tener cientos de miles de fantasías sexuales con las cosas más inocentes del mundo, exactamente como lo hacía Yagiz con un inocente cubo de helado.Entraron en el ático, y él fue directo a la pequeña nevera ejecutiva de su habitación a dejar el cubo del helado, pues tal vez Serem se asustaría un poco si se la llevaba de una vez, directo a la cama.Ella no estaba acostumbrada a los avances sexuales de un hombre con necesidades urgentes, incluso le había costado decirle a él que quería ir a su apartamento, en lugar de que la llevara a otro sitio.Allí estaba, callada, a su lado, sabiendo deseada, y con la duda existencial de no saber en qué momento exacto, él la volvería a besar de ese modo deme
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