44 VISITA FAMILIARSerem estaba muy nerviosa, todo había pasado tan rápido que no creyó que él hablaba en serio cuando le dijo que quería presentarle a su abuela.Pero ahí estaban, frente a la mansión Ozdemir, y con toda la intención de entrar en los próximos minutos. La muchacha miró hacia adentro de los muros que ocupaban mucho más de una manzana, y se quedó estupefacta al ver la grandeza y el lujo que guardaban. Junto aquella casa, la mansión que compartía con las muchachas, parecía ser una casa de muñecas.—No estoy segura de hacer esto—musito asustada y Yagiz sonrió al verla divagar entre abrir la puerta del coche o deslizarse por el asiento, hasta que nadie pudiera verla—¿Tu si estás seguro?— le preguntó y él sonrió y asintió con la cabeza.—Eres perfecta, es obvio que quiero que mi abuela te conozca, y claro que estoy seguro. ¡Mi abuela te adorará!— le aseguró y la muchacha pasó saliva asustándose un poco más.Los ancianos tienen ese sexto sentido para saber que algo está mal,
45 COMPRASTE ESE ANILLO?—¿Ya le compraste el anillo?— la abuela lanzó la pregunta, y Yagiz tuvo que sonreír y frotarse la cabeza, despeinándo su cabello en el proceso. Su abuela era demasiado directa, y sin dudas quizás Serem no tomara sus avances acerca del matrimonio demasiado bien.—No, aún no— respondió mirando a Serem que le ardían las mejillas pintadas de un delicioso rubor—. ¡Nos estamos conociendo mejor! — musito él mirando el efecto que la pregunta había causado en su acompañante; y lo cierto es que se estaban conociendo “muy bien”.Fue una suerte que aún no hubieran servido el té, pues Serem creyó que, si lo tuviera entre sus manos, lo hubiera podido dejar caer. Se había entregado a Yagiz… y si a eso se refería él con lo de conocerse «mejor», era bastante Valiente de decirlo frente a la matriarca a la cual le debía respeto.—¿¡Conocerse!?—indagó la abuela con una sonrisa picara, que lógicamente le daba un doble sentido a aquello de “conocerse”— ¡No me vengas con eso, Yagi
46 UNA ESCORT LOS MIÉRCOLES...Salieron de casa de la abuela de los Ozdemir, y Serem recuperó un poco la compostura. No se sentía bien de hacerle creer a una anciana que ella era una señorita respetable.Ni siquiera el día anterior en que era aún Virgen se hubiera sentido preparada para conocer a la familia Ozdemir.Podía estar fascinada por Yagiz, por su encanto natural, pero sabía que los estándares del príncipe azul, junto a él se quedaban por el piso.Él era un caballero de los pies a la cabeza, y ese físico, no hacía otra cosa que tornar más difícil la decisión de alejarse de él.—¿Quieres que te lleve ya a casa?— preguntó al verla en el coche tan callada y ausente sumisa en sus propios pensamientos.Aún después de entender un poco a su Serem, a él le quedaban lagunas.Aún antes creía que esa inocencia para algunas cosas podría ser fingida, pero descubrió de primera mano que no.Que era Virgen, y eso la hacía un poco desconocedora del deseo que era capaz de levantar en los hombre
47 UNA LLEGADA INESPERADAAmanda Stranger cerró la última caja con cinta adhesiva y con eso terminaba todo. El desalojo había sido efectivo. Otra vez estaba a la deriva y sin rumbo fijo. Una larga lista de malas decisiones la habían llevado a esto.Ya no era tan hermosa, era viuda, y estaba endeudada hasta en el nombre. Ya no quedaba nada en Londres para ella.Su esposo, mucho mayor que ella, había muerto seis meses después de casarse, y solo entonces Amanda había descubierto que la había engañado, y no era para nada acaudalado como le había hecho creer.Ella también lo había engañado, porque la verdad era que no lo amaba, no podía hacerlo… en su frio corazón solo había lugar para un hombre, y a ese lo había perdido años atrás en Estambul por su propia idiotez.Caminó hacia un espejo enorme que había junto a sus pertenencias. Le encantaba observarse de cuerpo completo, admirarse y satisfacerse con lo que veía. Mas los años y perderlo a «él» ya habían comenzado a pasarle la factura.Y
48 UNA AVENTURA HELADACon el helado en una bolsa de plástico Yagiz, y Serem subieron tomados de la mano. Ella no se imaginaban se que iban las ideas de Yagiz, y por supuesto solo imaginaba que comerían el postre antes de irse a la cama. Aun no tenía la agudeza para saber que un hombre puede tener cientos de miles de fantasías sexuales con las cosas más inocentes del mundo, exactamente como lo hacía Yagiz con un inocente cubo de helado.Entraron en el ático, y él fue directo a la pequeña nevera ejecutiva de su habitación a dejar el cubo del helado, pues tal vez Serem se asustaría un poco si se la llevaba de una vez, directo a la cama.Ella no estaba acostumbrada a los avances sexuales de un hombre con necesidades urgentes, incluso le había costado decirle a él que quería ir a su apartamento, en lugar de que la llevara a otro sitio.Allí estaba, callada, a su lado, sabiendo deseada, y con la duda existencial de no saber en qué momento exacto, él la volvería a besar de ese modo deme
49 CALMA ANTES DEL CAOSEl contraste de temperatura lograba ponerle los pelos de punta. Ni siquiera tenía idea de que un hombre pudiera jugar así con su cuerpo, hasta el punto de que ella completa reaccionara a un placer culposo y desconocido anteriormente.Yagiz era un caballero, pero en la intimidad de ese cierto era un absoluto volcán. Ella se convertía en lava ardiendo corriendo alrededor de él.Él no perdió tiempo y siguió degustando el sabor único de aquel helado sobre la piel ardiente de la muchacha. Ella tenía, enloquecida cada vez que primero la helaba con el postre para luego calentarla a temperaturas solares jugando con los labios y la lengua experta sobre sus pechos, su abdomen y la pelvis, que parecía cobrar vida, deseando un alivio que solo él podía darle.Se había enamorado de él, y quizás fuera un error haber aprendido a hacer el amor y lo a tener sexo.Para el sexo cualquier cuerpo es bueno, cualquier forma. Al final de cuentas el procedimiento siempre será el mismo.
50 UNA VISITA NO DESEADAAsya subió la escalera de la entrada despacio, sin detenerse a pensar en las consecuencias de que aquella visita a la mansión Ozdemir podría tener. Se lo había planteado y lo haría, aunque la vida se le fuera en ello.Yagiz la odiaría… tal vez sí, una daño colateral; pero claro estaba que él no pasaría por encima de los deseos de su abuela, con tal de honrar a una mujer decente, y bien intencionada, como la que ella le haría creer a la anciana que obviamente era.Asya era caprichosa, calculadora y obstinada. Sobre todo se consideraba lo suficientemente bonita para lograr su cometido.Sabía las horas interminables que había invertido a los Ozdemir. Desde que era una niña, su padre no paraba de hablar de otra cosa que de los buenos patrones que eran los Ozdemir, y por supuesto sus incipientes estudios se pagaron con el dinero que salía de los bolsillos de esa familia, pero que su padre se ganaba con arduas jornadas de trabajo.Jamás recibió menos de lo Just
51 UN CONSEJO QUE NO ANDAS BUSCANDOAsya contuvo el aliento. No tenía caso ponerse a discutir con la endemoniada vieja, pues solo lograría que la odiara más, y eso es lo que no necesitaba.Se casaría con Yagiz Ozdemir, y ahora no solo tenía que convencerlo a él, tenía que convencer también a la abuela del hombre, abuela con la que ella había planeado aliarse, y ahora se daba cuenta que había sido una terrible estupidez de su parte haberse ido a meter en aquella casa, tratando de que la maldita vieja estúpida se pusiera de su parte.—¿Y bien?— preguntó la anciana, y Asya la miró con desagrado.—Yagiz no se casará con esa mujer— sentenció con parsimonia— No podrá hacerlo… no si…—Muchacha… porque señorita ya me dejó claro que no es…— acusó la anciana refiriéndose que a que si ella le había otorgado favores sexuales a su nieto sin haber tenido un compromiso, era cualquier cosa menos casta y pura—¿Qué cree que lograría con venir aquí?—¡Su apoyo!— casi grito Asya— Su nieto me prometió más