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Todos los capítulos de Quiero perderme en tus labios : Capítulo 11 - Capítulo 20
38 chapters
CAPITULO ONCE
Eric estuvo toda la semana viajando con su abogado por sus negocios, pero antes de marcharse me dio las llaves de la casa y las de su coche por si lo necesitaba. Aunque las náuseas empezaron a remitir, yo procuraba tomar infusiones y vitaminas. La noche anterior a venir Eric, tocaron al timbre de la casa, cuando la abrí me quedé completamente inerte al ver quien había al otro lado, CARLO — ¿Qué haces aquí? — le pregunté — He venido porque me preocupaba la salud de la puta de Eric, preciosa hace ya una semana que no te veo — Ya que me has visto, puedes largarte, Eric no está — Mejor, asi nos divertiremos tu y yo sin que nadie nos moleste — contestó Intenté cerrar la puerta, pero puso el pie empujándome hacia el interior de la casa. Intente coger la pistola que tenía en mi bolso, me cogió de la cintura con sus brazos tirandome al sofá — Por favor Carlo déjame en paz, nunca seré tuya — grité Intente defenderme con patadas y puñetazos, me rasgó la ropa, grité pero Carlo me tapo la
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CAPITULO ONCE
Eric estuvo toda la semana viajando con su abogado por sus negocios, pero antes de marcharse me dio las llaves de la casa y las de su coche por si lo necesitaba. Aunque las náuseas empezaron a remitir, yo procuraba tomar infusiones y vitaminas. La noche anterior a venir Eric, tocaron al timbre de la casa, cuando la abrí me quedé completamente inerte al ver quien había al otro lado, CARLO — ¿Qué haces aquí? — le pregunté — He venido porque me preocupaba la salud de la puta de Eric, preciosa hace ya una semana que no te veo — Ya que me has visto, puedes largarte, Eric no está — Mejor, asi nos divertiremos tu y yo sin que nadie nos moleste — contestó Intenté cerrar la puerta, pero puso el pie empujándome hacia el interior de la casa. Intente coger la pistola que tenía en mi bolso, me cogió de la cintura con sus brazos tirandome al sofá — Por favor Carlo déjame en paz, nunca seré tuya — grité Intente defenderme con patadas y puñetazos, me rasgó la ropa, grité pero Carlo me tapo la
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CAPITULO DOCE
GIOVANI Me marché de la habitación con el corazón destrozado sin comprender que la mujer que amo ya no quiere verme más, os tengo que decir que odio esta misión y me odio yo por ser un cobarde, no luche por ella cuando debí hacerlo, deje que su ex la hiciera infeliz y ahora ¿qué?. Espera un hijo mío, no puedo estar con ella, ver como crece mi hijo en su vientre, sus movimientos, sus pataditas. Todo lo que ella y seguramente el imbécil de Eric disfrutaran de este embarazo. !! No ¡¡ me niego a que eso ocurra, tengo que dejar esta misión, Celeste y mi hijo me necesitan ahora— Bryan voy a llamar al jefe, dejo esta misión— No puedes hacerlo ahora que estamos a punto de cogerlos, Giovani piensalo bien— Quiero estar con Celeste y mi hijo— No sabes si es tuyo, ya has escuchado a Celeste— Estoy muy seguro Bryan, el hombre que la follo en Nueva York era yo, decidí ir a un club donde tuvieran máscaras, porque sabía que si me veía la volvería a perder— Pero ¿cómo sabías que iría a ese c
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CELOS
Los dos días siguientes que estuve en el hospital, Giovani no me visitó como yo le había dicho y aunque me dolió mucho pensé que sería lo mejor para él, aunque mi corazón se contradecía con la razón, pero ¿qué podía hacer? su esposa nos sorprendió besandonos y sabía que era de los Roman, no se podía tocar si no se deseaba una Vendetta. Cuando me dio el médico de alta tres días después, Eric me llevó a su casa y admito que cuando entré en el salón me dio ansiedad por recordar lo que ahí pasó con Carlo. — Ya estas en tu casa princesa, ahora reposo eh que tienes que cuidarte —dijo Eric Me acompañó hasta el dormitorio para prepararme él un baño relajante pues no quería que yo hiciera nada. Después de bañarme, entré en el dormitorio viendo a Eric sentado en la cama esperándome. “Espero que no se note que he llorado “ pensé, pero fue inutil porque me conocía muy bien y enseguida me lo noto. — ¿Estás mejor? no llores por él, pronto acabarás la misión y estaréis juntos — No Eric, tú mejo
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QUIERO PERDERME EN TUS LABIOS
Después de estar una semana en París acompañando a Fabricio en sus reuniones de, supe algo más de los negocios de los Roman, llame a mis compañero para informarles de lo que iba descubriendo, aunque cada día llegábamos al hotel con más cansancio por las reuniones, comidas, cenas siendo todos los días más de lo mismo. — El sábado Curtis mi nuevo proveedor va a celebrar una pequeña fiesta en su casa, estamos invitados ¿te apetecería ir? — me dijo mientras desayunabamos — No tengo ropa de fiesta, no pensaba — No te preocupes por eso, tengo una amiga que es propietaria de una tienda de ropa, estoy seguro que te podria aconsejar un vestido perfecto para ti, pero para mi te pongas lo que te pongas, siempre estarás preciosa — Vas a hacer que me ponga roja, no estoy acostumbrada a que el jefe que me alage, gracias — Pues si ofenderte te digo que, me gustaría tener contigo más que halagos. — Lo siento mucho Fabricio pero no quiero tener relaciones con ningún hombre — ¿Algún hombre que n
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CAPITULO QUINCE
El sábado me puse el vestido que me compro Fabricio, me recogí el pelo, me pinte con colores suaves y poniéndome los zapatos, cogiendo mi bolso salí de la habitación. Fabricio que está de pie enfrente mía, se quedó mirándome tan fijamente que me sonroje. — Estas __ no tengo palabras para definir lo bella que estas — dijo — Gracias, por el vestido, bueno la verdad por todo La limusina entró en los jardines de una preciosa mansión parando en la misma entrada donde llamaba la atención los arcos de mármol que la adornaban. Entramos y todos los muebles eran de diseño muy bonito, que según Fabricio el anfitrión restauró toda la casa al estilo parisino con los materiales más caros. Entré cogida de su brazo, pero mi corazón latía tan fuerte que pensé que todo el mundo lo escuchaba, sabía que iba a ir Giovani u eso lo que me ponía mucho más nerviosa. — Celeste y Fabricio, buenas noches, me alegra veros os presentó a mi esposa Natalie — nos saludó Curtis el anfitrión Después del saludo, n
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CAPITULO DIECISEIS
Me vestí con un vestido muy sexi, solo por él, cogí mi bolso y cogidos de la mano salimos del hotel subiendo en la limusina que nos llevó a un restaurante fuera de París. Entramos en el local y enseguida el metre nos hizo seguirle hasta una terracita donde la mesa ya estaba preparada, Fabricio como todo un caballero abrió mi silla para sentarme, sentándose él enfrente mía. Nos trajeron una botella de vino, que probando primero Fabricio y dando el consentimiento, nos sirvieron en nuestras copas. La comida y los postres fueron deliciosas. Tomandonos un cafe capuccino, Fabricio me sorprendió con una pregunta — ¿Te has pensado lo que anoche te dije? Quiero que aceptes este regalo porque quiero demostrarte cuanto me importas — dijo dándome una cajita forrada de terciopelo — Fabricio tú también me gustas mucho y después de como me hiciste sentir anoche ufff, fue maravilloso. Pero no creó que sea la mujer perfecta que necesitas, comprendelo — Celeste no quiero una mujer perfecta, te quiero
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CAPITULO DIECISIETE
Aterrizó el avión de noche en Roma, la limusina me dejo en casa de Eric a petición mía, aunque a Fabricio no le hizo ninguna gracia, se conformó cuando le prometí que al día siguiente me iría a su casa, antes de bajar puso su mano en mi nuca comiéndonos los dos la boca en un lujurioso beso. — ¿Nos vemos mañana en la oficina señora Roman? — Sí señor Román — le conteste Al día siguiente cuando entré en el edificio Román, la recepcionista me saludó sonriendo dando un beso y un efusivo abrazo. — Qué tal las vacaciones, París nada menos, que envidia — me dijo — Mucho trabajo, no me ha dado tiempo a ver casi nada — Si, pero has ido con el buenorro del jefe — Anda calla, me voy para arriba, luego nos vemos Me fui hacia los ascensores para subir a la planta treinta, se abrieron las puertas del ascensor y cuando salí saludé con una sonrisa a Carla, la secretaría de Fabricio. Me abrazó, me besó, estuvimos unos minutos hablando aunque guardé el secreto, porque hasta que Fabricio no lo a
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CAPITULO DIECIOCHO
Me costaba tener los ojos abiertos, todo lo veía borroso y no comprendía por qué ya que lo último que recordaba era que estaba bajando al parking donde Fabricio me esperaba en su coche para marcharnos a comer y ahora me encontraba, en lo que tocando con mis manos parecían las sábanas de una cama, pero ¿de quién era? ¿Dónde me encontraba? ¿Qué me había pasado? Cuando por fin pude abrir los ojos, vi a William el jefe de Giovani en el FBI sentado a mi lado. — Hola preciosa ¿Cómo te encuentras? preguntó — ¿Dónde estoy y que ha pasado? — contesté — Estas en un piso franco del FBI, hemos tenido que apartarte de la misión porque Giovani nos comentó, que tu embarazo estaba en riesgo si se enteraba Fabrico que él bebe no era suyo y después de lo que me comento lo que te paso con Carlo Román, vimos que era lo más conveniente. — ¡¡Giovani!!, — grite, — Ya ha conseguido quitarme de en medio, ¿es esa la excusa que ha puesto? ¿mi embarazo? O es que quería quitarme de en medio para seguir follan
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LA VENGANZA DE FABRICIO
Cuando Giovani se marchó me quede muy triste sintiéndome también sola sin él, sabiendo que volvía con su esposa Bianca. Me dolía pensar en cuantas amigas de su esposa se tendría que follar, y porque me dijo que teníamos que hablar, si al final no me explico el motivo, de porque tenía que hacerlo, aunque lo único que hizo conmigo, fue demostrarme cuanto me amaba. Dos semanas despues, Irina y yo fuimos escoltadas a una clínica privada de la policía por una revisión de mi embarazo. — Buenas tardes, soy Celeste — le dije a la enfermera — Pasen por aquí — nos dijo haciendo que la acompañáramos a una consulta Cuando entramos, había una doctora sentada delante de un ecógrafo — Buenas tardes ¿Celeste? Soy la doctora Britania su ginecóloga, vamos a ver como esta ese pequeñín o pequeñina — Es mi segundo hijo, espero que este bien mi bebe — le dije Me tumbe en la camilla levantándome un poco la ropa que llevaba, me puso el gel frio viendo en el aparato a mi bebe haciéndome llorar de
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